Diario de León

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La desconfianza es total. La distancia, insalvable. La posibilidad de acuerdo voló hace meses por los aires. La apuesta de Pedro Sánchez por someter a Pablo Casado en torno a una obscena renovación partidista del Consejo General del Poder Judicial ha sido un fiasco. Nada de trágalas. La resistencia del líder del PP, en este caso, es loable.

La agresividad desplegada contra el Partido Popular muestra la contrariedad del presidente. El jefe del principal partido de la Oposición está dispuesto al acuerdo, eso sí, siempre que medie un compromiso de despolitización en línea con lo reclamado desde una Europa preocupada por el asalto del poder legislativo al judicial. Además, la mano tendida por Casado ha dejado expuesta ante la opinión pública la pretensión de Sánchez de corromper las reglas de la democracia.

La obsesión con el líder de los populares llevó al equipo del líder socialista a hacer correr hasta el bulo sobre la excepcionalidad de su presencia el 6 de septiembre en la solemne apertura del año judicial, con el presidente del Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes, ofreciendo su enésimo discurso ante el Rey Felipe VI. Falso. Una “fake news” esta vez urdida desde el complejo presidencial. Grave error. El ridículo de La Moncloa resultó épico, porque Casado acude anualmente a la cita para escenificar su inequívoco compromiso con el buen funcionamiento de las instituciones del Estado. La mentira difundida por fontaneros monclovitas tenía las patas cortas.

Porque hubo cercanos al presidente que acogieron esa foto de Casado primero con un supuesto estupor para luego aparecer soliviantados, más aún después de tragar quina ante las críticas de Lesmes por la injerencia de Sánchez justificando los indultos a los líderes del procés. En su desparpajo, usaron la presencia de Casado en la sala de plenos del Tribunal Supremo para echar mano del manido recurso de identificar a los estamentos de la Justicia como “brazos armados de la derecha”. Ello expresa que se va interiorizando el naufragio como algo irreversible. Muy desesperados tienen que estar.

Cada vez se hacen más palpables los nervios con los que Pedro Sánchez y los suyos afrontan el avance, a todas luces imparable, de Pablo Casado en su condición de recambio. El PP va bien. Así lo arrojan las encuestas (al margen del CIS de Tezanos). A estas alturas, a nadie se le oculta que “hacer oposición a la oposición” se ha convertido en la prioridad del Gobierno. A algunos les vale todo al servicio del sanchismo. Ya se ve.

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