Diario de León

EDITORIAL | Un colapso que no encuentra forma de aligerarse

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La sobrecarga que viene padeciendo el Juzgado de lo Mercantil de León desde hace años no ha encontrado hasta el momento solución en las distintas reordenaciones que se han planteado en el mapa judicial de la provincia. El órgano que dirige el magistrado Pablo Arraiza, a pesar de la diligencia con la que se tramita la interminable lista de causas, sigue acumulando un volumen de trabajo mucho más abultado del que sería lógico asumir. Las propuestas que en los últimos tiempos se han planteado para aligerar esta carga no se han llevado a la práctica, y el juzgado trabaja sin descanso con la amenaza continua de nuevas avalanchas de demandas por los asuntos que van judicializándose y que afectan a cientos de ciudadanos.  

Los casos comenzaron a acumularse con motivo de la crisis económica, que disparó los procesos concursales de las empresas. Algunos de ellos enormemente complejos, y aún en trámite. Llegaron también las miles de demandas de los clientes de las entidades financieras con causas como las preferentes o las cláusulas suelo, una lista de cuestiones que dirimir ante el juez que previsiblemente seguirá sumando asuntos en el futuro. Ahora que la cuestión financiera había dado un leve respiro al juzgado, las sentencias sobre el cártel de camiones abren una nueva vía que prevé la presentación de centenares de demandas que también acabarán en las mesas de este departamento.  

Las reclamaciones desde el ámbito judicial para reforzar los juzgados son continuas, pero de momento no encuentran respuesta en la práctica. Y así es difícil cumplir con la diligencia que se le exige a la justicia.

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