Diario de León

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La apertura de la Mesa por el Futuro de León facilita múltiples lecturas. Evidentemente hace falta paciencia. No habrá milagros y serían sospechosos los anuncios precipitados por la dilatada experiencia de promesas incumplidas. Hace falta trabajo riguroso, pasos tranquilos hacia una meta que parece compartida por todos.

Con un voto de confianza hacia la limpieza de las intenciones de todos también es imprescindible exigir que se eviten cauces, que han probado sobradamente su ineficacia, como el victimismo estéril o el ‘y tú más’ de batallas entre partidos e instituciones. León tiene que vender sus posibilidades y para ello hace falta un lavado de cara a los habituales mensajes pesimistas, porque no resultará muy eficaz intentar captar proyectos empresariales difundiendo únicamente las carencias y complicaciones.

Tampoco serán útiles las lecturas interesadas. Aquí no se va contra nadie. Ni políticamente ni territorialmente. Esto no puede ser cuestión de relecturas permanentes de episodios conocidos ni tampoco de intentos de reinterpretar realidades buscando réditos cortoplacistas, rechazando de plano interpretaciones como que esto se basa en una batalla interna del PSOE leonés entre partidarios del llamado Lexit y quienes intentan desviar la atención hacia otros frentes más acordes con las intenciones del partido. Tampoco es aceptable que se intente desde otras formaciones buscar culpabilidades en un Gobierno con apenas 20 meses en La Moncloa o una Junta con seis meses de legislatura. Será relevante captar apoyos más que abrir batallas contra unos y otros que generarían suspicacias y rechazos innecesarios e improductivos.

Ahora, tras esta sesión de apertura urge una apuesta por la operatitividad. La Mesa por León no puede ser una especie de parlamento con un volumen tan importante de personas. Hay que reducirla a lo necesario y también reajustarla a lo útil. Seguro que no hace falta una decena de representantes de los sindictos. Ni seis delegados de la Fele mientras no hay nadie presente del CEL. La patronal es necesaria, pero debe sentarse con un acuerdo previo que facilite una voz clara, que esté respaldada por una amplia representación.

La meta a diez años parece razonable. Pero hay que trabajar desde ya. Hay que avanzar. Unidos, y con herramientas acordes a los objetivos. Los leoneses no entenderían ni aceptarían que esto se pare o se enmarañe. Hay que dar un margen de confianza, pero vigilante.

 

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