EDITORIAL | La economía local advierte del riesgo de colapso

La evidencia de las exigencias sanitarias, que ayer mismo volvió a ponerse de relieve en León con el repunte del número de contagiados por coronavirus, no esconde el temor de las empresas a las consecuencias de tener que reemprender la actividad con más retraso que el conjunto del país. Si la situación económica local ya era delicada antes de la pandemia, si la paralización de la actividad productiva ha provocado el desplome de negocios y empleo, retardar la vuelta a la que se ha dado en denominar ‘nueva normalidad’ no hará sino agravar la situación de partida de los empresarios. Las organizaciones empresariales advierten de que, de no entrar en la Fase 1 la próxima semana, la economía leonesa corre riesgo de colapsar. Porque muchos negocios habrán llegado a un «punto de no retorno».

La ecuación desde luego no es fácil. Precipitar el retorno a la actividad sin resolver el riesgo de contagios sólo agravará la situación de cara al futuro; pero es cierto que muchos pequeños empresarios y autónomos están al límite. No sólo llevan dos meses sin ingresos, sino que siguen teniendo que hacer frente a la mayor parte de sus gastos. Los que no afronten ahora tendrán que abonarlos en los próximos meses, con una previsión de rentabilidad que está muy lejos de los criterios de supervivencia. Y sin ver claro todavía cómo se resolverá el tema del empleo. Exigir que se mantenga en los términos anteriores a la crisis implica la ruina de muchos negocios. Permitir los despidos apunta a la ruina de muchas familias y a la paralización del consumo. Entre las dos situaciones triunfa el miedo, que es el principal enemigo de la economía y el gasto.

Mucho esfuerzo le queda por delante a León, y es imprescindible que esté dirigido con criterio, capacidad de exigencia y, sobre todo, claro liderazgo de las cúpulas empresariales y políticas locales. León necesita volver a la actividad, pero sobre todo necesita saber hacia dónde debe encaminarse su futuro.