Diario de León

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El éxito incontestable de las manifestaciones convocadas ayer por UGT y CC OO en la provincia sólo es la escenificación del hartazgo de la sociedad leonesa, y la advertencia (sobre todo al universo político en general) de que no hay cabida para más fiascos, paciencia para más partidos que miran sólo a su ombligo, ni tiempo para más desidia o falta de iniciativas eficientes. La desafección amenaza con convertirse en ira si la indolencia sigue siendo la tónica de los políticos leoneses, que de una vez deben poner los intereses de los ciudadanos a los que dicen representar por encima de los dictados de sus partidos, y de sus aspiraciones o temores personales.

Todos los partidos han exigido su espacio en la animosa foto inicial de la Mesa por León, pero cuando comenzarán a retratarse es a partir de ahora. Y no sólo ellos. Lo harán también el resto de las organizaciones que han ido sumándose al carro de la reivindicación del que comenzaron tirando los sindicatos mayoritarios. A los que hay que reconocer el valor y el éxito en un pulso, el del poder de convocatoria y la capacidad de reivindicación, que parecían haber perdido hace tiempo. Ellos tampoco pueden fallar ahora.

El éxito de las protestas sólo es el indicativo claro de todo lo que queda por hacer. Y esa es una responsabilidad de todos

Lo más importante es que el futuro por el que los leoneses se han volcado no depende sólo de partidos y sindicatos. La iniciativa empresarial y la implicación de las organizaciones sociales de todo tipo son las armas con las que se tiene que dar el paso al frente. No sólo reivindicando y cantando los déficits ya sabidos, y lamentablemente asumidos por muchos; sino dando ejemplo de capacidad de superación y de emprendimiento, de imaginación y solvencia. De riesgo cuando sea necesario. Ellos tendrán que demostrar también a partir de ahora si se han sumado a este movimiento con sincera voluntad de avanzar o les vencerá la flojera cuando se apaguen los focos del triunfo popular de la protesta. Los leoneses tampoco perdonarían una falta de implicación real, que debe traducirse en trasladar la exigencia de las urgencias de la provincia a todas las organizaciones en las que suman representación.

Exigir sin desmayo desde la unidad de acción con el único interés de defender a una provincia que tiene que sembrarse de oportunidades y despojarse de agravios es la tarea que comienza hoy. El éxito de participación en las manifestaciones de León, Ponferrada y Villablino es sólo el indicativo claro de todo lo que queda por hacer. El viaje por el futuro de León empieza ahora. Y no puede prescindir de nadie. Ni permitirse el lujo de que el grito de la exigencia se debilite. Esa es la responsabilidad de todos.

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