Editorial | Relanzar el Musac como un motor para el turismo cultural

El Musac cumple 15 años y lo hace totalmente vacío. O quizá más lleno que nunca porque sus profesionales se han puesto, como siempre en la vanguardia, para aprovechar de la mejor manera posible durante el confinamiento de la pandemia, una infraestructura cultural de primer nivel.Los 15 años de historia del museo de Eras de Renueva prueban que este tipo de centros artísticos son de algún modo un buen espejo de las realidades que se viven en la sociedad. Pocas cosas reflejan tan bien en León aquel periodo de la belle epoque del dinero público con la que nos adentramos en el siglo XXI. Presupuestos millonarios y desenfreno sin pensar en que habría un mañana marcaron los primeros tiempos del Musac. Y cuando las cosas se complicaron llegaron las guerras fratricidas, los celos y envidias, los judas que no supieron darse cuenta de que había que readaptarse porque las cosas ya no iban a ser iguales con el talonario exhausto.La sobriedad impuso la apuesta por la imaginación. Y el balance merece un notable, porque nunca se hizo tanto con tan poco. Pero quizá detrás se arrastraba un error de la propia sociedad leonesa e incluso de sus instituciones, que nunca asumieron el Musac como algo propio, como un elemento útil para la ciudad e incluso para toda la provincia. León ha vivido en cierto modo de espaldas a este centro cultural sin otorgarle el lugar que se merece.

Las cosas hay que mimarlas. Hay que saber medir las quejas y las críticas. Ser constructivos desde la reivindicación. A León la autonomía le ha traído muy pocas cosas. Es cierto. Pero ni el Procurador del Común ni el Musac han recibido el necesario respaldo de todos para consolidarlos y, si cabe la expresión, explotarlos convenientemente. Cuando todo esto pase y haya que paliar las emergencias será importante una reflexión sobre si sería mejor creer de verdad en el Musac, Botines, la Cuna del Parlamentarismo, San Isidoro y tantos motores que están a medio gas.