Diario de León

Un rincón leonés en el corazón de Madrid (Rogelio Blanco)

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Los zoelas —tribu astur — según Estrabón y Plinio el Viejo— ocupaban los territorios actualmente denominados Tras os Montes, Sanabria y Cabrera Baja, al refugio de las sierras de la Culebra y Cabrera. Hasta su derrota por los romanos —año 25 a.d.C.— vivían en castros y en relaciones afianzadas con otras tribus o gens próximas fijadas en téseras —documento portátil en soporte metálico (bronce o plata)— en el que establecían acuerdos de hermandad y hospitalidad; a partir de este documento —bien lo atestigua La tabla de los zoelas o Tabla de Astorga existente en un museo de Berlín— conocemos parte del orden social y político de esta gens astur y de sus relaciones con tribus próximas, por ejemplo con los cabruagénigos de La Cabrera, donde buscaban el contacto con el vecino como hospe (huésped) y no como hoste (enemigo).

Tras la invasión romana llegó la sueva y la árabe, si bien fueron escasamente arabizados; sufrieron los saqueos de los reyes astures Alfonso I y Fruela, al tiempo que sobre su territorio libraron batallas civiles los bereberes de Tarik Y los árabes de Muza. Finalmente, en el año 893 el rey astur Alfonso III ocupa, ordena y repuebla este territorio, —pupulatur patria et restauratur ecclesia— pasando a pertenecer al Reino astur-leonés. Estos avatares quedan justificados por los asentamientos poblacionales, siglo X, de Senabria (Sanabria), Calapacia (Calabor) y Asurvial (San Ciprián). Zoela de Asurvial es Miguel González, un sanabrés que dice sentirse tan sanabrés como bañes (La Baña), toda vez que San Ciprián geográficamente se ubica en La Cabrera Baja; es decir, perteneciente al Reino o Región leonesa.

La distancia entre San Ciprián y La Baña es de 17,5 klmtrs que se recorren a través de una pista zigzagueante que requiere más de una hora a pesar de las iteradas demandas de estas poblaciones por disponer de una vía de comunicación moderna y necesaria; no obstante, charros —así se denomina a los oriundos de San Ciprián debido a su particularidad dialectal— y bañeses siempre han mantenido intensa relación tal como justifican sus ritos o modalidades lingüísticas y ajenos a la última fijación de fronteras en 1833.

De la modalidad o variante lingüísticas se ha ocupado Fritz Kruger, miembro de la Escuela de Hamburgo, en la monografía El dialecto de San Ciprián. Monografía leonesa (1921), hispanista atento a las indicaciones de Menéndez Pidal y de Navarro Tomás; de igual modo se corresponde con el vocabulario y modismos utilizados por J. Aragón Escacena en Entre brumas (1921), ambientada en un espacio que posteriormente sostiene con tensión en Antonio B. El ruso (1977) Ramiro Pinilla o se describe en los estudios lexicales de J. Rodríguez Bayo. San Ciprián es un pueblo de sierra, ganadero y apicultor; el brezo, la argoma, el codejo y la carqueixa visten sus montes melíferos y ofrecen mantigones o panchugas a los pastores; pueblo refrescado por los ríos Trefacio y Cabrera y los saltos de agua de Los Vagos y Fervienza. En singular paraje nace Miguel, un emigrante que deja la tarea de cocinero en la compañía Wagon Lits para, en el otoño de 1971 y en la madrileña calle Barbieri nº 12, hacerse cargo, hasta la fecha, del restaurante El Bierzo. ¡50 años!, tiempo durante el que, en unión de su familia, sostiene con nom

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