EDITORIAL | Salvar al comercio tradicional precisa de su esfuerzo y del respaldo de todos

Los nuevos yacimientos de empleo que se han generado en los últimos tiempos en la provincia de León están otorgando un cierto oxígeno a la economía. Puestos de trabajo cualificados en sectores tecnológicos y de biofarmacia se complementan con otros derivados de la logística o de las teleoperadoras. Pero a día de hoy, en las principales ciudades es el comercio el que lidera la capacidad de generación de empleo. En León y Ponferrada, o en otras de menor tamaño como Astorga, Bembibre o La Bañeza, saben de la importancia que tiene el mantenimiento del atractivo como cabeceras comerciales de comarca.  

Pero las cosas no son fáciles. Los nuevos hábitos de consumo, con una rápida irrupción de las fórmulas electrónicas en todas sus vertientes, se han unido a las complicaciones estructurales de una sociedad envejecida y lastrada por la destrucción de elementos punteros de la economía provincial como la minería o ahora las térmicas.  

El sector del comercio tradicional tiene que unirse de verdad, dinamizarse y apostar por fórmulas con las que combatir una competencia que es muy dura y poderosa. Y los ciudadanos deben tener claro que en cada una de las localidades de la provincia su apuesta por lo autóctono será decisiva para la supervivencia de esas tiendas. Lamentablemente detrás de esa España Vaciada, también de comercios, está la falta de compromiso de quienes dieron la espalda a sus propios vecinos a la hora de gastar.