Diario de León

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Doce veces ha pedido la libertad condicional el asesino de John Lennon. Y doce veces se la han denegado las autoridades penitenciarias de Nueva York.

Doce veces ha rogado el asesino de Lennon que le dejen salir de prisión. Y doce veces le han dicho que no.

La primera vez que Mark David Chapman solicitó que le concedieran la libertad condicional fue en el año 2000. Habían pasado veinte años desde el asesinato y Chapman, que mató a John Lennon a las puertas del edificio Dakota de Nueva York porque quería ser famoso, argumentó que ya había cumplido suficiente condena. La pena a la que le habían sentenciado por asesinar al ex Beatle de cinco disparos era de ‘un mínimo de veinte años de prisión y un máximo de cadena perpetua’.

Doce veces en dos décadas, una cada dos años, ha solicitado el asesino de Lennon que le liberen. La penúltima vez, hace dos años, incluso le pidió perdón a Yoko Ono, la pareja del mito. Pero no le sirvió para cambiar el dictamen de la Junta de Libertad Condicional. La salida de Chapman de prisión, dijeron los expertos, era «incompatible con el bienestar y la seguridad de la sociedad», le restaría gravedad a su crimen y minaría el respeto por las leyes. La propia seguridad del asesino estaría entredicho. Han pasado casi cuarenta y dos años desde que el 8 de diciembre de 1980, John Lennon murió asesinado en Manhattan, pero el deseo de venganza de algunos de los fans del músico podría poner en peligro a David Mark Chapman. Está más seguro en prisión, ha llegado a decir Yoko Ono en los escritos que ha dirigido a la Junta de Libertad Condicional para que no liberen al asesino.

Doce veces ha pedido que le saquen de la cárcel el hombre que mató a John Lennon; el tipo que no quiso que lo tomaran por loco —lo que hubiera aligerado su castigo—; el fanático que quería ser popular y solo por eso le disparó cinco tiros al compositor de Imagine y de Give peace a chance , dos himnos del pacifismo. Y a ratos me pregunto si David Mark Chapman, encerrado en la prisión de alta seguridad de Wende, en el estado de Nueva York, estará de verdad arrepentido o solo quiere salir de la cárcel para que lo maten de cinco disparos en algún callejón. Y que suene de nuevo su nombre.

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