Diario de León

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A la mina se iba andando. El carbón se transportaba en carros de bueyes hasta el cargadero de Torre del Bierzo. Y a los adolescentes que empezaban a trabajar como ayudantes mineros les llamaban guajes, como en Asturias. 

De los ocho mineros muertos durante el siglo del carbón en Santa Marina de Torre, cuatro eran guajes, y el más joven de todos, Constantino Rodríguez Mañanes, apenas tenía 14 años. A Tino, me cuenta su sobrina Obdulia Cendón, su padre no quería dejarle entrar en la mina. Sabía lo duro que era. Pero el niño, todo pundonor, quería aportar dinero a la familia. Su segundo día como guaje en el Pozo Los Pobres fue el último. Un costero se le vino encima junto al picador Ángel Hidalgo, de 25 años, el 21 de septiembre de 1955. Y en casa nunca se habló del accidente.

Antes que Tino, el 16 de abril de 1921 había muerto golpeado por otro costero el guaje de 15 años Manuel Silván Martínez. Cariñoso con su hermana Isabel, casi una recién nacida, no había día en que no se fuera a la mina sin darle un beso. Y el día en que la mina lo mató en el Pozo Lavallos volvió tres o cuatro veces a besar a Isabel, cuenta su sobrina Adela Silván, «como si supera que no iba a volver».  

Otro guaje de su edad —qué duro debía ser trabajar bajo tierra con 15 años—, Maximino Silván, moría en otro accidente el 18 de agosto de 1953 en la Mina Adonina. Y guaje era, a sus 19 años, Juan Antonio Álvarez Viloria, que el 30 de agosto de 1985 moría intoxicado por monóxido de carbono en La Camocha, en su último día de trabajo porque estaba a punto de incorporarse al servicio militar. De Santa Marina eran también los picadores Antonio Niño, fallecido el 30 de octubre de 1981 en el Pozo Antón Ardura con 24 años, Dionisio Montero, fallecido en el pozo Mariángela  también con 24 años el 10 de octubre de 1987, y Marino Javier Jardino, héroe del encierro en el Pozo Mariángela, muerto el 26 de julio de 1999 en Cerezal.

La mina dio y quitó en Santa Marina. Dio dolor y sustento. Y quitó ocho vidas. No me extraña que Melchor Moreno —que fue alcalde de Torre del Bierzo y es uno de los impulsores del homenaje que el pueblo le dedicará el día de Santa Bárbara a sus mineros muertos— diga que aquellos tiempos no van a volver, «ni queremos que vuelvan». Los guajes, no hay discusión, están mejor en la calle. 

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