Diario de León

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Hoy, 8 de septiembre, se simboliza de algún modo la vuelta a la normalidad con la celebración del Día de la Encina. O quizá sea mejor decir, a la nueva normalidad. El que la ofrenda —en el también Día del Bierzo— la haga el Ayuntamiento de Bembibre tiene bastante simbolismo. No le tocaba y se han caído de la convocatoria otros municipios que hace unas décadas lograron llenar las calles de Ponferrada con sus gentes. Vecinos que ya ni están, ni volverán, digan lo que digan esos datos de padrones inflados por eventuales, fijos discontinuos y demás fauna, entre la que no falta incluso algún que otro friki naturalista.

Los datos siempre han servido para mostrar lo que se quiere. Y quizá también sea una buena prueba lo que cada septiembre difunden los clubes deportivos. Comentaba un presidente de Baloncesto León que en esta provincia se contaban piernas, no personas. Decía que al leer las crónicas de partidos de los equipos siempre le salía más o menos el doble de la entrada que había visto.

Hubo un caso especialmente singular. En el Ademar, hace años, siempre se rondaban los 5.000 socios. Hasta que hubo elecciones y tocó publicar un censo con nombres y apellidos: se desveló que eran 1.805 en el listado.

El fútbol no es ajeno a este fenómeno. Basta con ver los balances que difunden en cada partido los clubes. La contradicción es mayúscula. Si fuese cierto lo que dicen, entonces habría literalmente cientos de personas que pagarían por un carné para no llegar a usarlo nunca durante toda la temporada. En el caso de la Cultural ha sido clamoroso este asunto durante años, con las gradas despobladas y subiendo campaña tras campaña la cifra. Los ‘lotes’ de carnés a los anunciantes maquillan las cosas, pero a veces ni así salen las cuentas.

Algo parecido ocurre con la Deportiva, que tal día como hoy hace un año protagonizaba la ofrenda a la Encina. Quizá eso ayude en ese milagro de permanente crecimiento que ahora la sitúa por encima de los 7.000. La grada dicta sentencia cada fin de semana y también lo saben los socios que cada temporada siguen sin avanzar de número a pesar de que conocen con nombre y apellidos a ‘fugados’ e incluso difuntos que siguen en el censo. A este paso, habrá que ampliar El Toralín. En caso contrario se podría dar una cifra de abonados superior al de asientos en el campo...

Un ejemplo: ¿qué club serio tiene desde hace años a su abonado más antiguo con el número 3?

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