Diario de León

Creado:

Actualizado:

Lo ocurrido en Madrid provocará movimientos en la política nacional. Pero sin duda convierte en un territorio imprevisible la situación de incontables instituciones autonómicas, provinciales y locales. Y no tanto por la debacle de un PSOE en el que a Gabilondo se le puso en el ring de sparring y acabó golpeado por los propios. La verdadera crisis es la de Ciudadanos. Su voladura —previsible— lleva a que sus peones, alfiles e incluso alguna reina se conviertan en auténticas bombas de relojería en las instituciones donde tienen aún mucho poder. Sin un teléfono en Madrid al que llamar ni del que recibir instrucciones, en la política española se ha demostrado que las mesnadas de un partido en descomposición acaban sumidas en las taifas más traicioneras en todo tipo de mercadeos de cargos.

Y se pueden empujar las cosas hacia nuevas convocatorias de elecciones en el no tan largo plazo. En Castilla y León los herederos de ese cadáver político que es Ciudadanos tienen la sartén por el mango. Deciden en cualquier momento una moción de censura. Es como retroceder un par de meses en Madrid, cuando ante el ruido de sables promovido por La Moncloa la lideresa Ayuso envió al Boletín Oficial de su comunidad la convocatoria de elecciones. El órdago no le pudo salir mejor. Aunque es cierto que Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus voceros —que han sacado una vez más la cabra, la trompeta y la escalera del guerracivilismo— han tenido como mínimo tanto que ver en su triunfo como ese soso PP al que Ayuso pretende dar otro aire.

En la Junta, desde ya, existe el riesgo permanente de que el naranja Igea opte por volver a sus orígenes, cuando soñaba con hacer presidente al socialista Tudanca, una iniciativa que le impidió el ahora inexistente poder central de su partido. Quizá Mañueco tenga desde ayer por la mañana sobre su mesa la documentación para convocar elecciones anticipadas. Ya hizo ayer mismo el clásico futbolero de ratificar al entrenador la víspera de mandarlo a casa. En las últimas semanas las cartas de amor de Igea se convierten ahora en un ejercicio de fe personal para Mañueco.

Y parece claro que el presidente autonómico, al que tanto le gusta proclamarse ayusiano, ya ha optado por intentar alejarse de las arenas movedizas, con su rápido gesto desautorizando al neopuritanismo de Igea y Verónica Casado para ponerse mirando hacia Madrid.

tracking