Diario de León

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Cuando leo las informaciones sobre determinados proyectos que son candidatos a los fondos europeos para la reconstrucción postcovid me vienen a la memoria tiempos no tan lejanos. Entonces se aplicó ese terrible criterio de que el dinero público no es de nadie. O quizá quienes lo manejan lo perciben un bien privativo de los que tienen la sartén por el mango.

El mapa de España ofrece un buen número de posibles rutas por monumentos al derroche y de mausoleos al autobombo. O de cohortes de pelotas capaces de tragar todas las ruedas de molino avaladas por el parabién del que paga la verbena. De eso saben bien esos sindicatos que viven a la andaluza, ya sea por sus vaivenes al estilo Guadiana o por su vinculación al PER o a los eres —también llegados del sur, como culmen de la corrupción y la hipocresía—.

En esa permanente incoherencia aflora ahora de nuevo el amago sin golpeo con la Mesa por León, que pasa del centro del escenario a fundirse en negro según convenga. Con las últimas cifras del paro nos dicen que el problema es que no hubo una Transición Energética Justa, pero culpando a las ¡administraciones! Así. Tabla rasa. Sin discriminar. Incluidas las juntas vecinales si hace falta, o el cuerpo de abogados del Estado...

Con esto... toca lidiar la grave situación de la provincia. Con esa actitud cobarde ante la tomadura de pelo de la Ciuden. El Museo Nacional de la Energía, que sigue casi dos décadas después cerrado a cal y canto. Y con el nuevo objetivo de reducirlo al enésimo centro cultureta con final más conocido que las películas bíblicas de estos días: habrá coladero de próximos en forma de trabajadores propios, también de eventuales para dar conferencias y comisariar exposiciones de dudoso gusto e ‘incalculable’ valor... Y para foráneos, con estudios bien regados sobre temas evidentemente útiles como generadores de alternativas de futuro...

Lo último pasa por decirnos que la Ciuden también moverá tropecientos millones. Como los que periódicamente nos dicen que mueve el Incibe. Pero parece que las rutas son por tierras lejanas. Una cosa es llevar el sello y otra muy distinta que supongan algún tipo de beneficio para una tierra que acoge sus trampantojos... 

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