Diario de León

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La política local parece que no es ajena a esta racha de rayos, truenos y granizadas. Soplan vientos convulsos por ambas márgenes. De los nuevos, ni están ni se les espera. No dan ni para tener facciones internas.

En el lado de estribor, navegan por aguas muy complicadas los populares. La victoria de Ayuso en Madrid impulsa los bríos a hacerse con el control del aparato de cara a la elaboración futura de candidaturas. Veinte meses no son nada y eso es lo que falta para hacer las listas locales y autonómicas. Y sobre las nacionales difícilmente puede aventurarse una fecha, con todo lo que se empeña cada día Pedro Sánchez en rizar el rizo.

Llama la atención que el PP se vuelva a trabar con las listas de afiliados y sus impagos. Han pasado más de cuatro largos años desde que en marzo de 2017 el ahora presidente de la Junta, Fernández Mañueco, ganó a Antonio Silván en las primarias. Entonces se desveló que el partido en León estaba hecho unos zorros. Pero el paso de diferentes personajes por sus cargos orgánicos resulta que sólo ha servido para llevar todo de nuevo a ¡la casilla de salida!

Al PP le entró por contagio la vena de las primarias y su currículum es más ridículo que el de las reuniones de presidentes del Gobierno de España con inquilinos de la Casa Blanca. Su actual líder fue derrotado por Soraya Sáenz de Santamaría cuando votaron los afiliados, pero en un curioso proceso acabó aupándose Pablo Casado al despacho noble de Génova.

La política sabe mucho de giros. Esos que en el bando contrario, en el babor socialista, se hacen ahora palpables. En su enésimo déjà vu leonesista —recuerden a Agustín Turiel o Paco Fernández— intenta crecer de nuevo a costa de la UPL. Guión conocido y también sus éxitos... Pero lo llamativo es que el presunto PSOE oficialista de León, el de Javier Alfonso Cendón, fue el que no hace tanto desafió al todopoderoso aparato de Ferraz para rechazar que les impusieran un cabeza de lista al Congreso afín a Pedro Sánchez pero ajeno a León —Ibán García del Blanco—. La tormenta tiene también mucho de tornado, de envolvente que no lleva a ninguna parte, pero que cambia de cromos.

Lo triste de unos y otros es que suena a opereta o guión de la picaresca española. El trampantojo leonesista se vende fácil... Lleva varias ediciones. Como el resultado sea el mismo...

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