Diario de León

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Resulta curioso que en la semana del puente con mayor riesgo en las carreteras nos vuelvan con la murga del peaje con tarifa plana para todos los españoles. El bombardeo de mensajes sobre el problema de la siniestralidad en las carreteras convencionales —nacionales y secundarias— es constante, pero al ministro de Fomento parece que no le alcanza en su coche oficial, porque si llegase a cobrar por circular por las autovías de manera automática saturaría esas vías de alto riesgo.  

Contradicción mayúscula. Como ese afán que se detecta en este globo sonda, que además de circular contracorriente cual ‘kamikaze’, también exhibe un alto grado del denostado neoliberalismo, porque todo llega trufado de cifras que persiguen una medición economicista de las infraestructuras. Nada más alejado del Estado de Bienestar, ni temible en provincias y autonomías como éstas en las que ningún tipo de balance se aproxima siquiera al aprobado desde ya hace muchos años, y todo queda a expensas de la solidaridad entre territorios, esa que por las tierras del ministro José Luis Ábalos quieren finiquitar cuando antes.  

El valenciano tiene doble poder, en Ferraz y en Nuevos Ministerios —donde también trabajan de lunes a viernes junto a los atracadores de , los funcionarios y cargos políticos y de confianza de Fomento. Lugar de cantera socialista en la era en la que Pepiño Blanco procreó a insignes que hoy ocupan la jefatura de Paradores o incluso el Palacio de La Moncloa.  

Ahora Ábalos, con una situación de equilibrios políticos similar a la del gallego, tiene el mando de las infraestructuras, el auténtico volante que dirige el futuro de unos territorios que cada día que pasa se enfrentan en batallas más fratricidas por las migajas que dejan un déficit estatal asfixiante. La obsesión por extraer más jugo contrasta con la tan reclamada racionalización del gasto. Que tiempos los de la demagogia a vueltas con los coches oficiales —cuando se contabilizaban hasta las ambulancias para disparar los titulares—.  

Hace apenas unos meses en León se tocaba con los dedos de la mano el enviar los camiones de la N-120 hacia la autopista de Astorga. Con peajes en las autovías volvería toda la carga del tráfico a los cascos urbanos, pueblos, nacionales... Sería un ‘hachazo’ a los bolsillos de todos. ¿Qué pasa? ¿Dónde están los contrarios a los recortes, ajustes...?

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