Diario de León

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En la cinematografía española existe un buen número de comedias sobre los problemas territoriales. También hay escritores que se han mofado, con más o menos acierto, de nuestra incomodidad al mirar el mapa patrio.

Paso a paso se aprueba la moción en favor de una autonomía leonesa por los ayuntamientos, en los que desde hace tiempo se aplica sin pudor lo de quién le pone el cascabel al gato. Mejor una bronca del partido que más pronto que tarde se olvida que aguantar el dedo acusador del vecino entonando un ‘traidor’. Los números, como siempre, facilitan todo tipo de salsas. Nos dicen que son 240.000 los leoneses que apoyan la autonomía porque sus ayuntamientos han votado a favor. Parece un poco aventurado el ‘todos y cada uno’... ¿Si su junta vecinal también votó a favor vale para algo el doblete? ¿Y esos 240.000 afectados también somos todos corruptos si nuestro alcalde mete un día la mano en el cajón? Conozco algún sitio donde desde entonces todos han llegado a ser acosadores... o cosas peores si las hay.

La red de esta especie de trampa sociológica incluye dudas sobre la falta de éxito en el Bierzo. Quizá algún ayuntamiento llegue a aprobar la moción pero no por ello sus vecinos renunciarían en un referéndum a apoyar lo que siempre se llamó ‘la quinta provincia gallega’ y que ahora se promueve desde una asociación. Yo lo tengo claro, si en mi casa votamos, fijo que sale que queremos ser ciudad con mar. Y les voy a confesar un secreto, mi sueño de verdad sería ser el sexto distrito de Nueva York, junto a Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island. Esto sí impulsaría ser una tierra de oportunidades...

Como las que facilitan unas infraestructuras que dan vida a los territorios. Ahora nos dicen, porque insisto en que las cifras lo aguantan todo, que el AVE no es rentable. Hombre, ni los hospitales, ni las autovías, ni ningún semáforo, ni los colegios, y fijo que levantar fosas difícilmente pasa el corte de ‘lo rentable’. Una cosa es que algo suponga una sangría económica insoportale y otra pretender recuperar la inversión gastada en hacer rebajes en las aceras para las sillas de discapacitados. El Estado no es un negocio. Uf... o no debe verse así. Existe un beneficio social, como el de una Universidad. La de León la pagó esa Caja que desguazaron los partidos al ver que era un caramelo goloso. Luego la asaron cual ‘gallina de los huevos de oro’. Y ahora su herencia se subasta en el juzgado.

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