Diario de León

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Hace ya un puñado de años tuvimos en casa a dos yanquis por un intercambio estudiantil. Nunca olvidaré su cabreo cuando volvieron un día del colegio con los ojos como platos porque una profesora había hablado de política en clase. Existen todo tipo de frases populares sobre qué temas están prohibidos en la mesa, por educación o más concretamente porque la abuela no lo tolerará: junto a la política los franceses incluyen el dinero, en muchos lugares se evita la religión o en determinados países todo aquello que puede hacerse sentirse mal al anfitrión o al invitado.

Arabia Saudí, un país sobre el que caben todas las quejas y críticas, nos ha hecho un favor. Al derrotar a la ‘nación de la mano de dios’, Argentina, ha conseguido que por fin se hable de fútbol. Y a la plantilla de Alemania, en realidad la acallaron los de Japón. En el césped.

Los griegos implantaron una práctica que llegó a los primeros Juegos de la Era Moderna. La llamada tregua olímpica. Por unos días se paraban las batallas para centrarse en la lucha más auténtica y personal, la deportiva. En este peculiar Mundial de Fútbol de Catar de repente parece que hemos redescubierto los Derechos Humanos. Y los de los trabajadores. Y que se impone el velo en muchos rincones del Planeta. Una especie de neopuritanismo intenta ensombrecer el fútbol. Como si fuese el culpable de los males del mundo.

Catar paga esta verbena por su dominio de los mercados internacionales con el petróleo, un combustible fósil al que de nuevo, en la última Cumbre del Clima de Egipto, se ha optado por darle otro visto bueno. Y cuenta con contactos en lugares tan remotos como León, donde incluso se han anunciado expediciones para captar negocios y otras entelequias nunca llevadas a cabo.

El verdadero debate de las cosas relevantes no debe estar en torno al campo de fútbol. Hay, por ejemplo, una ONU —con bastantes ramificaciones— que se pasa el día blanqueando todo tipo de regímenes a los que da carta de igualdad con las democracias, facilitando incluso sus atriles a personajes deleznables. Lo de los Derechos Humanos debe denunciarse allí. Y en las cumbres, cara a cara.

Es curioso. Aquí tenemos algún político que ha estado implicado en la televisión pública iraní, en su propaganda y en sus beneficios. La de uno de esos países en los que ahora nos quieren descubrir con sorpresa que no era un paraíso...

Todos los que dicen odiar el fútbol en el fondo se rinden a su poder, al intentar usarlo. El fútbol es así...

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