Diario de León

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Está claro. Divide y vencerás. Los profesionales de la política que dividen tienden la alfombra roja a un virus que campa a sus anchas.

Llegados a este punto, ante la incapacidad demostrada para llegar a acuerdos, colocar los intereses de la ciudadanía por encima de los partidistas y abonar la tierra más allá del metro cuadrado de mandato efímero y mensurable, la estrategia para acabar con esta pandemia depende de una decisión global y universal.

Si a estas alturas de la película de terror, los actores principales no se han aprendido su papel —que no es el de mirarse el ombligo y convertirse en líderes de humo y fango—quizás habría que pedir a Europa un papel más relevante en esta crisis. Este virus no tiene fronteras.

La política de parches llevada a cabo hasta ahora, y las propuestas de control epidemiológico y sanitario incluso por barrios, son decisiones inoperantes.

Es una estrategia peligrosa de puzzle social que dividirá a la ciudadanía. Siempre perderán los barrios periféricos, y no me refiero sólo a la ubicación, que no está vinculada a un menor poder adquisitivo, sino a la nómina mensual de las familias, esas que se desplazan al trabajo en medios de transporte abarrotados mientras nuestros máximos gobernantes se citan por carta, una decisión sorprendente en este tiempo tan tecnológico. Otros políticos prefieren las redes sociales,como gallinas en un corral, incapaces de olvidar sus colores para pensar en el bien común y llegar a acuerdos.

Miro con esperanza a Europa. Si hay una oportunidad tiene que llegar de una estrategia común, igual para todos los países, que vigile por los derechos, que decida sobre un reparto prioritario de recursos para sanidad, educación y el sostenimiento del sector productivo. Una estrategia excepcional en la que los organismos europeos tienen que llevar la avanzadilla y en la que es fundamental la concienciación individual. ¿Qué será de nosotros dentro de tres meses?. Mientras tanto, nuestras esperanzas están puestas en que estos gobernantes y un equipo de expertos se sienten alrededor de una mesa durante horas y suden la camiseta, que lleguen a acuerdos y estrategias comunes para todos en todos los territorios.

Y espero cada día soluciones, propuestas, iniciativas a la altura de un liderazgo que está ausente.

Y sólo oigo cacareos. Un científico sabio me dijo una vez: «He sido responsable de equipos importantes de investigación. En todo grupo de trabajo están los que yo llamo ‘gallinas’, que son los que ponen un huevo y se tiran todo el día cacareando, vendiendo su logro, no siempre relevante. Luego están los ‘peces’, que en silencio producen cientos de huevos. Ni que decir tiene que siempre apuesto por los peces». Hay que ser un sabio para diferenciar los peces de las gallinas.

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