Diario de León

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¿Contra qué luchan? La ciudadanía, desorientada y las UCIs otra vez llenas, los trabajadores de los centros sanitarios exhaustos sin que les haya dado tiempo a reponerse del primer envite, la economía prácticamente en quiebra y los mayores otra vez encerrados en las residencias. El confinamiento de las personas mayores es un desastre humanitario. Es una dejación de las responsabilidades de las administraciones que dictan las normas porque es lo que hay que hacer, lo que toca. Pienso en el encierro sin más opción ni decisión y me quita el sueño. Pero ¿contra qué o quién luchan los políticos? ¿dónde están y cuáles son los nombres y los cargos de los expertos que deciden qué hacer en cada momento? y ¿por qué ahora, después de la primera ola de desconcierto y desconocimiento, las medias y las carencias son las mismas?. Se anunciaron reuniones, dictámenes, informes, estudios, acuerdos, refuerzos... En la cabeza de la ciudadanía están las palabras del presidente del Gobierno, triunfalistas, en el mes de junio: «Hemos vencido al virus». Y la gente lo creyó. Lo creyó de la misma manera que entendió el estado de alarma y aceptó un severo confinamiento porque todos luchamos contra un enemigo invisible común. El sacrificio de la inmensa mayoría, esa a la que Blas de Otero se refiere cuando menciona a los que aman, viven y mueren y un día, por fin, comprenden. ¿Por quién luchan los políticos?». Ayer leí, antes de que lo borrara de su perfil de twitter en la edición de Madrid un periódico nacional, una información que animaba a salir de la ciudad aprovechando el vacío legal de las restricciones desde la anulación de las medidas del Tribunal Superior de Justicia hasta el decreto del estado de alarma. «Si usted vive en Madrid y quiere irse de puente todavía está a tiempo», decía el titular. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no lo pudo decir más claro ayer refiriéndose a España, aunque yo aquí puedo decirlo más alto «CUANDO LOS GOBIERNOS DIFIEREN, LA GENTE MUERE».

Ahora vemos las ojeras al virus otra vez y sentimos clavadas las miradas como las de esos cuadros que te siguen aunque te muevas de lugar, incómodas. Mientras me miran oigo sus palabras horrísonas. «Ha habido una serie de relajamientos por parte de la ciudadanía en cuanto a los niveles de protección y de emergencia sanitaria que ha permitido una mayor circulación» (Pedro Sánchez). «No puedo mandar a la Policía a medir con un metro» (El alcalde de León, José Antonio Díez en el mes de julio refiriéndose a la norma de que las terrazas cumplieran con el metro y medio de separación). Parafraseando a Isaías Lafuente. «No salimos mejores, salimos majaras».

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