Diario de León

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Todos esperamos que en enero surja con fuerza una tercera ola, o un tercer embate del virus en esta marea alta que dura ya casi un año porque los primeros casos, según se ha sabido después, surgieron en enero. Esta tercera embestida se dará económicamente por amortizada superada la Navidad, unas rutinas de fiestas que, al parecer, casi nadie está dispuesto a cambiar porque, aunque previsiblemente no nos vamos a portar bien para evitar disparar de nuevo los contagios, esperamos la llegada de los Reyes Magos, que vendrán cargados de la esperada vacuna. Una encuesta del Centro de Investigación Sociológica (CIS) muestra que algo más de la mitad de los españoles (el 55,2%) prefiere esperar a conocer los efectos de la vacuna frente al 32,5% que sí se la administraría inmediatamente. Después de meses de dudas y de mensajes intencionados sobre la carrera récord para conseguir la inmunización, la vacuna no se ve como un regalo fruto del trabajo de la ciencia, sino como una apuesta de las farmacéuticas para forrarse a costa de la salud de las personas. Esta idea no sólo es un desatino sino una prueba más del daño que hace poner un altavoz delante de los analfabetos científicos, como somos el resto de los mortales que no hemos estudiado para ese trabajo. Estas vacunas, como todos los medicamentos que salvan vidas y se comercializan a diario, pasan por controles, pruebas y fases que, antes de su comercialización, necesitan la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que interactúa con los pacientes, los profesionales sanitarios, la industria farmacéutica y otras autoridades sanitarias y no sanitarias españolas y extranjeras, los investigadores y las sociedades científicas. En Europa controla la Agencia Europea del Medicamento y en EE UU la Food and Drug Administration (FDA) o Administración de Alimentos y Medicamentos. Las vacunas, después de los antibióticos para acabar con las bacteria, son el avance científico más importante para la salud humana. Sólo bajaría a Alexandre Fleming del pedestal más alto si la ciencia consiguiera otro logro similar, un antídoto que acabara con los virus, todos los virus, los peores enemigos de la humanidad, sin duda. Que la ciencia tenga al alcance de la mano una vacuna contra el virus que pone en jaque a todo el planeta y que esa inmunidad llegue en enero a España es un privilegio del que sólo seríamos conscientes si únicamente hubiese una dosis que pudieran pagar los más ricos, una vacuna para reyes. Claro que siempre hay quien prefiere beber dióxido de cloro sin ningún control.

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Raquel Yotti: No se va a proponer a nadie una vacuna que no sea segura

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 2020-12-05

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Una vacuna para reyes

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 2020-12-04

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