Diario de León

Carmen Tomás

Un desastre sin paliativos

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La EPA del primer trimestre viene a confirmar el desastre que en el mercado laboral han provocado las medidas económicas tomadas por el Gobierno, consecuencia de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Los datos no es que sean malos es que son malísimos. En el caso de los afectados por un Erte, hay que tener en cuenta que las cifras apenas reflejan la última quincena de marzo, desde que se decretara el estado de alarma. Nada menos que 560.000 trabajadores están afectados por un expediente de regulación de empleo. Sin tener en cuenta esta circunstancia, el número de ocupados disminuyó de enero a marzo en 285.600 personas, el mayor descenso desde 2013. El paro, por su parte, afectó a 121.000 personas y el número de hogares en los que todos sus miembros están en paro subió en 60.700 y se acerca a 1,1 millones.

El Gobierno y sus fieles nos contarán que los trabajadores inmersos en un expediente de regulación no están parados. Sin embargo, no trabajan y, además, por la irresponsabilidad e ineficacia de la ministra de Trabajo, tampoco están cobrando. Puede que en muchos casos no lo hagan hasta junio. Están en su casa sin trabajar y sin cobrar. Cómo debe ser el tamaño del caos, que hemos venido poniendo de relieve en días pasados, que todo apunta a que la vicepresidenta Calviño va a hacerse del cargo del asunto.

A todo esto, llevan varias semanas vendiendo desde el Gobierno la puesta en marcha del ingreso mínimo vital. Un asunto complejo, con muchas derivadas, mientras son incapaces de tramitar y resolver los Erte, los avales del ICO o los plazos de impuestos y cotizaciones. «Nadie se va a quedar atrás» nos llevan diciendo desde el principio. La realidad es que muy pocos de los afectados por el parón de la economía están recibiendo lo que les corresponde. La burocracia que los sucesivos decretos han ido incorporando ha montado tal maraña de legislación, en muchos casos contradictoria, que el desastre es mayúsculo. Pymes y autónomos reclaman claridad y celeridad. Muchos han muerto ya para siempre y otros lo harán, si el desastre continúa y la cosa pinta mal.

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