Diario de León

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La vida está llena de historias de personajes maravillosos. Historias que se repiten por inercia a veces, historias fugaces e inolvidables, historias malditas y eternas… Cada protagonista es único y real, y tiene siempre la opción de poder, al menos, escoger un camino para labrarse una historia épica. Y cada protagonista está lleno de luz, una luz que le permitirá hacer de la suya una historia mejor.

Mi búsqueda de esa luz es incesante. La luz es necesaria para afrontar mi historia tal y como es. Es una historia por hacer, por caminar, por escribir. Apasionada. Es un regalo el simple hecho de poder recorrerla. Siendo así, tal y como eres. Eres el protagonista de poder, con tu actitud, con tus acciones, crear la historia más maravillosa del mundo. Y estarás rodeado de otros protagonistas, con sus historias particulares, que pueden convertirse en personajes muy importantes para la tuya. Aportarán a tu historia un poco de la suya: diversión o tristeza; autenticidad, realidad, complejidad, sencillez; locura y heroicidad. Alguna derrota. Victorias quizás. Matices varios.

Tendréis, además, un rasgo en común: ambos sólo existís en un soporte único en el que poder escribir vuestra historia. Estáis limitados. Os han puesto cadenas. Tendréis que lidiar con el tictac infinito del reloj, que a veces os dificultará la tarea de encontrar la luz, como si de una capa de niebla se tratase, borrosa y fina, que llega para acostar la noche más oscura y permanece al amanecer, espesa. Os puede dejar ciegos. Lo único que habéis de saber es que, si buscáis vuestra propia luz, ‘El Tiempo’ jamás supondrá ningún impedimento para hacer, de la vuestra, la historia más maravillosa del mundo. Más aún, si además encontráis la luz en el resto de vuestros queridísimos personajes, compañeros de camino. Se convertiría así en una historia compartida. La más bonita del mundo. Creo. Porque en la que yo escribo la luz me permite rozar la épica con increíbles historias compartidas.

Aquí en la redacción el 2020 ha sido muy extraño. Empezó con cambios importantes y estos se aceleraron al llegar marzo. Pero en todo ese proceso nunca he sentido el vacío o la desprotección que pueden generarse con las situaciones difíciles. Todo lo contrario. He visto cómo un equipo de trabajo de más de cuarenta personas ha hecho gala de su profesionalidad para sacar adelante un periódico. Porque casi nadie conoce el trabajo que encierran 363 días del año para hacer más delicioso el café de primera hora con sabor actualidad. Esta casa, impregnada de olor a tinta y papel usado, rebosante de talento e inteligencia, ha contribuido a que la máquina imperfecta de contar historias siga en pie: mientras unos teclean para iluminar de verdad, otros leen para no dejar escapar ni un rayo de luz... Por lo que esta historia nuestra, querido lector, también es una historia compartida.

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