Diario de León

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Recuerdo con un cariño inmenso todas las tardes —no tanto las noches— en los locales de ensayo de Pilarica. De aquellas, en la pared contigua a Cuatro Siete Zero Radio Musical ensayaba Hannah. Me acerqué a pedirle papel y al final me quedé allí, flipando con el «juguetito nuevo» que estaba probando en su particular laboratorio musical. La recuerdo con esa sonrisa despampanante que siempre calzaba, cual niña que acaba de desenvolver el regalo de los Reyes Magos. Resulta extraño que nunca me acuerdo de que Jhana Beat y su sonido electro orgásmico —en realidad es electro orgánico— son de origen leonés. Tuvo que venir Ariel Rot a darme la colleja. También a mogollón de leoneses, que la descubrieron el martes pasado en La 2. Más les sonarían las caras de Cooper, quien tocó un tema con Miryam Feroe y Mario Álvarez. Así fue la representación leonesa en el mejor programa de Un país para escucharlo que yo haya visto. No por ser de León ni por el apego que tengo a Valladolid, donde estudié y emergió mi traumusical. Sino porque el programa dedicado a León y Valladolid ha sido en el que más nivel he visto. No tanto por la variedad de estilos —música étnica de todas las partes del mundo perfectamente cohesionada con la tradición del tamboril y la gaita charra, el pop-indie-rock, ya sea de tintes british o del lejano oeste, el rap, la canción de autor y hasta la electrónica— y la excelente calidad del repertorio, no... Más bien por la conciencia que las dos provincias demostraron tener para con lo suyo. Cada uno de los músicos, pucelanos y cazurros, que aparecieron en la entrega, demostraron un compromiso e ilustraron un discurso cultural inigualable, con un aire de intelectualidad que más que hacerla exclusiva buscaba democratizarla. La música. Y todo ello con un espíritu humanista y de lucha social que, vuelvo a repetir, ninguna región española demostró, y todas tuvieron su oportunidad.

Ahora falta que en esta ciudad, donde suena a excusa aquello de que «el relevo generacional no existe», la clase política se ponga las pilas y decida apostar por la escena local después de tantos años de dejadez y abandono PPSOEísta. El relevo existe. Sólo necesita un empujón. Nuevos proyectos como Los Goodbye Brators o Domani Sapone; el renacer de nombres ya consolidados como Mario Álvarez con Libélula, Mila & The Stoofas y Zabriskie; la reencarnación de Miriam en Feroe; el despegue de Nadia Álvarez; o el pistoletazo de salida de Carlos Suárez ‘junior’ llaman a la puerta cada fin de semana. León fue caldo de cultivo de grandes artistas y podría volver a serlo. Hasta entonces, que viva lo underground, que es de donde nació la leonesa Jhana y de lo que se nutren los garitos de León. Y si no, que le pregunten a El Meji, que ha tocado en todos ellos y siempre sin apoyo institucional.

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