Diario de León

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Los hay que no tienen ni idea de lo que cuesta vivir y no hablo en términos económicos. Los hay que nunca sabrán lo penoso que es levantarse cada día con miedo, con frío, con hambre. Los hay que levitan desde que nacen hasta que se despiden del mundo, que lo ven todo desde arriba, sin mancharse, sin tratar de tejer cada día sus tristezas con el olvido del día anterior, sin sobrevivir, en suma, para seguir con vida. 

Es lo que hay. El mundo se fundamenta sobre la injusticia, sobre una trágica biología del azar que tiñe cada cuna con los colores de la ventura o el infortunio. En las vasijas de la concepción suele estar el germen de cada biografía. La historia (aún) no se ha librado de sus cadenas. 

Por eso, lo único que deberían hacer todos los Alfa Más es sentir un poco de culpa, un sentimiento que salva de la imbecilidad, y no hablar de abortorios ni de asesinato de niños. Ninguna mujer interrumpe un embarazo por gusto. Ninguna. Sienten exactamente lo mismo que todos los que tratan de salvarlas de sí mismas. La pobreza no te convierte en discapacitado emocional. Ninguna necesita un tutor. Ninguna es menor de edad. Ni siquiera las que lo son. 

Ni un euro gastado en condenas a muerte, dice Monasterio y, en Andalucía, un diputado de Vox se permite la obscenidad de hablar de abortorios. Si de verdad su sentimiento religioso fuera real y no un artificio de clase, deberían ir a confesarse. Pero este tipo de personas suelen regocijarse ante los inesperados ataques de falsa compasión que les atacan entre una inutilidad y la siguiente. Ayer, con la nieve, llegaron trece niños a las puertas del Samur Social de Madrid. No tienen dónde dormir porque la burocracia es aún más tétrica y abrumadora que todos los que tienen la mueca del desprecio labrado en su conciencia. No creo que ninguno de los que habla contra el aborto haya ido a ofrecerles refugio. Hay gente tan pobre que ni siquiera es capaz de mirar de frente la miseria. Ser madre no es parir, y estar a favor de la vida no consiste en rezar por las pecadoras. 

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