Deshojar la margarita

No se arrancan a presentar candidatos, no sé si porque los que están, no son o si porque los que son no quieren estar. Así que, de momento, el único que se ha postulado es el alcalde, del PSOE, o no... Más que nada porque faltan sólo seis meses, 180 días que antes nos parecían una eternidad y que ahora se cumplen en un soplo. Decía un amigo que si Margarita Torres fue capaz de convencernos a todos de que el cáliz de Santa Urraca estuvo presente en la Última Cena, también lo será de persuadir a los leoneses de que la voten para ocupar el sillón de los reyes leoneses. Recuerdo que en una visita que la por entonces ministra Isabel García Tejerina realizó a la Basílica, la concejala Torres la pidió «un acto de fe» antes de mostrarle el grial, así que mutatis mutandis, todo podría ser. El tema parece estar en un impasse un poco peligroso para el partido de Génova mientras el resto de futuribles espera para que no le nombren, tanto si tiene esperanzas como si no. De momento, Suárez Quiñones se ha descartado al tiempo que usaba lenguaje inclusivo que no le pega nada, como queriendo decir algo... o tampoco.

La realidad es que da igual quién se presente porque me da que la cosa va a estar en manos de los ‘pequeños’. Que la UPL no repetirá el resultado de las autonómicas es un hecho, tanto por su candidato —Eduardo López Sendino es buen paisano pero se confunde con el paisaje (gris)— como por la bandera leonesista de Diez, pero será determinante en el color que finalmente adquiera el Ayuntamiento.

Además, Vox, el cuarto en discordia, ya demostró hace unos meses que tiene punch en la ciudad. A la espera de saber quién es su candidato —algunos colocan en el puesto al exconcejal popular Francisco Saurina— no serán pocos los votos que consigan toda vez que Ciudadanos ni siquiera tiene clara su supervivencia más allá del once de enero, fecha en la que las Primarias ya habrán despejado la incógnita.

Cautivo y desarmado lo que queda de Podemos —Yolanda Díaz cogitat— queda poco más que decir.