El agua es nuestra

Resulta que la entelequia con sede en Valladolid ha salido en defensa de los acuíferos que León ha perdido —Adif y CHD mediante— después de años de silencio administrativo, que en el caso de la Variante debería calificarse de criminal. Llevan 20 años a comunión diaria de ruedas de molino desde que un grupo de ingenieros de parte presentó un proyecto en el que el impacto ambiental debía referirse al comedor de Paco Castañón y salen ahora con que los pueblos tienen derecho a no perder el agua. Y todo eso cuando ya resulta practicamente imposible que los manantiales del Bernesga vuelvan a brotarse de agua y no de tierra y poliespán. Todos lo sabían, como en la película de Asghar Farhadi. La cuenca del Bernesga la secuestraron los funcionarios de Adif mientras los de CHD echaban al aire globos sonda llenos de basura para que el mal olor narcotizara las mentes de los ingenieros de la Junta, que nunca pusieron problemas a la desertización de la cordillera.

Ahora, la administración autonómica sale con que va a financiar informes y ofrece asesoramiento técnico para que el agua de León no termine en Asturias. Puede que sea muy mal pensada, pero tal vez no les baste con la que nos quitan de Riaño y estén pensando en regar allende las limes castellanas con la que mancillaron las tuneladoras para que volemos a Pajares.

Carlos González-Antón califica el sumidero de agua en que se ha convertido la Variante de «amenaza real para la economía». Y no crean que sólo para la montaña. El cambio climático hará que en pocos años la sequía sea cada vez más pertinaz — ¡qué ironía ¿verdad?— y puede que una ciudad como León comience a parecerse al oeste almeriense. ¿Que no se lo imaginan? Ya, es el problema de los leoneses, que tenemos poca imaginación para ver el futuro que ya nos ha adelantado. Recuperar el agua para León es hoy más difícil después de las promesas de la Junta. Lo mejor en la vida es que no se te vea demasiado o, como en nuestro caso, nada en absoluto.