Diario de León

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Es tan fácil como esto: un 30% de pensionistas, un 20% de funcionarios y un 30% de precariado cuyo salario no llega a la miseria del mileurismo. Esto es León: economía de subsistencia y degradación de las esperanzas. Muchos prefieren las maniobras de distracción, como los sindicatos que ayer lograron llenar las calles con 80.000 zombies que aún creen que están vivos. En la manifestación de los ochenta quedaba sitio para las aspiraciones porque aún no sabíamos que la noche es oscura y está llena de monstruos, que había dragones que rugirían fuego y nos dejarían en tinieblas. Pero entonces éramos ricos y los ricos no piensan que dejarán de serlo. Se dejan vivir y no gritan porque es de mala educación. Para eso estaban los obreros de Valladolid, esos que la soberbia de la aristocracia 'liberal' apartó con desdén. ¡Qué abismo se cuela entre las dos fotos! Y no, no son los cuarenta años que median entre ellas. Trajes roídos, caras ajadas, miradas marchitas por la escarcha del desaliento sujetaban pancartas demasiado ralas, tan tristes, como las reivindicaciones que —ya lo saben ¿verdad?— compondrán el eco con el que el viento barrerá la ciudad cuando no haya nadie para oírlo. La política bifronte decidió hace medio siglo cuál debía ser el modelo. Tenéis carbón ¿para qué queréis inversiones? Os riegan con fondos miner ¿para qué necesitáis las migajas de la Junta? Gozáis de partidas anuales que Europa os regala para que la reconversión no se salde con la muerte ¿por qué no las repartís? Tenéis agua, sed solidarios con los campesinos de la meseta. ¿Quién riega los Payuelos? Si queréis agua, tendréis que pagarla. ¿Y Caja España? ¿Qué pasó con Antibióticos? La logística, dicen ahora. Creo que son 900 los puestos de trabajo que el sector deja a los leoneses. ¿Qué son frente a los 20.000 que llegaron a tener las cuencas?

Todo se ha perdido ya, y la mesa, esa en la que estarán los mismos que nos han traído hasta aquí, es un fumadero de opio, un hipnótico con el que mantenernos adormecidos hasta que el tiempo se nos haya zampado y sólo seamos sombra.

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