Diario de León

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Lo siento, pero yo no soy paleta. Podría serlo, pero sé quién soy. ¿Lo sabe usted? No creo. Nadie que no conozca la historia de España puede calificarse de poco menos que eso. Paleta. Hacía tiempo que no oía esa palabra, que es muy de adolescente. A mí me encantaba decirla, pero siempre lo hacía con razón. Ni una sola vez la pronuncié en vano. Eran otros tiempos. Más paletos. 

La gente inteligente no usa el acusativo con tanta soltura porque entonces, al rato, se ve obligada a hacer un trabajo personal en el que la vergüenza antecede a la contrición y el dolor de los pecados. ¿Le ha pasado a usted? Estoy segura, porque alguien que ataca al contrincante al grito de ‘intelectual’ habrá pensado que el desacierto en esta ocasión era indudable. 

Si, yo no soy paleta aunque me sienta de aquí. León es una de las grandes circunstancias de mi vida. Además, y esto es un regalo que le ofrezco, para ser universal hay que ser muy de León, o de Fabero, o de Lugueros, o de Mansilla, o de Cármenes… ¿De verdad se cree que Pedro se convirtió en Almodóvar tras hacer una maestría en el Actor’s Studio? Se lo explico: a los intelectuales parisinos les chifla porque es de Calzada de Calatrava. Ocurre lo mismo con todos: Picasso siempre retuvo en su retina los colores de la plaza de la Merced y Lorca no fue más que una mariquita de Fuente Vaqueros. ¿Sabe cómo acababa la frase de Ortega? Si no la salvo a ella, no me salvo yo. Puede que la sofisticación esté en el triángulo de los museos que usted visita cada día en el Eje Prado-Recoletos, pero es posible que su yo esté condicionado por alguna circunstancia paleta. Para que lo entienda mejor: ahora que celebramos el centenario de Galdós, todos somos garbanceros, incluso quien trata de quitarse el barniz de ‘garrulismo’ haciéndonos creer que somos el eslabón perdido. Salga a correr por el Retiro y descanse luego en el Starbucks, o lo que quiera que hacen los cosmopolitas como usted después de comprar en Serrano. Pero piense en este pequeño detalle: Si no hubiera sido por este pequeño reino de montaraces, usted podría ser una de las doncellas de las Cantaderas.

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