Diario de León

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El premio de consolación que ofrece Javier Alfonso Cendón es el Centro de Estudios Penitenciarios. Vale. O no, porque este 'regalo' que nos presentan después de haber perdido el Europeo de Ciberseguridad esconde una risa soterrada difícil de soportar. Le salen al rector con que esta academia —lo comparan con la Escuela Nacional de Francia con la certeza de que nadie conoce el sistema educativo galo— puede convertirse en un polo de seguridad y utilizan este lenguaje de madera, una vez más, para distraer nuestra atención de la realidad. Pero ¡ojo! para conseguir los grados que desarrollen el ‘cluster’ —¿cuántos llevamos ya?—, Marín advierte que todo depende de la Junta. Y de eso iba todo. Poli bueno, poli malo, aunque cada semana sea uno el que represente el papel de madrastra. Ahí tienen la Mesa contra León, una distracción creada para narcotizar de nuevo a los leoneses y en la que ni siquiera se molestan en disimular. Ahora ya hablan de fondos europeos ¿les suena? con el desparpajo con el que birlaban los Miner para trazar las autovías hacia el cielo de Valladolid. Ahí estábamos cuando Nicanor Sen vendió a su pueblo a cambio de una palmadita en el hombro. No se extrañen por que así se escribe siempre la nómina de políticos leoneses. ¡Como si alguna vez hubiéramos necesitado que los popes castellanos nos echaran lodo en los zapatos!

Un lector comentó una vez en una columna sobre Maradona que el pobre llevaba muchos años muerto pero aún no se había dado cuenta. Algo así les pasa a los políticos de León. Son zombies, como todos nosotros, aunque aún sigan en marcha por la fuerza de la inercia. La provincia es una gran balsa de subsidiados, una ruina descabezada que tuvo el miércoles su gran alegoría en el empedrado de San Isidoro.

El abad Viñayo quiso que la cabeza del santo regresara a la basílica tras el robo perpetrado por el CSIC. Puede que la fatalidad comenzara cuando nos decapitaron al protector de la ciudad. Por eso seguimos con la cabeza agachada. No es bueno tener los ojos llenos de tierra.

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