Las peras de la indiferencia

Dice la Junta que lo de la pera es por libre concurrencia, que hay un concurso y que te presentas, y que tal y cual. Mientras tanto, los del Consejo Comarcal, a lo suyo, que nadie sabe muy bien qué es aparte de lo obvio. El caso es que, según el poder en Valladolid, la fruta catalana es mucho mejor que la del Bierzo, y además eso del kilómetro cero, el producto de proximidad y demás tontuneces del nuevo ecologismo de izquierdas, no es un criterio válido para ganar en libre y limpia competición. ¡Con lo que trabajan los que visten y desvisten santos!

Esto de la pera da una idea de hasta dónde puede llegar el clúster agroalimentario de la única comarca reconocida de toda la Comunidad. Oye, que mola existir como ente administrativo y lo de los cargos que nunca son cargas, no veas, pero lo importante de verdad es que los nativos puedan comer, vestirse y tener dónde guarecerse más allá del metaverso, donde uno se alimenta de mentira, por si no se habían dado cuenta.

Durante años nos engañaron con que todas las provincias con aeropuerto tenían las mismas ayudas para fletar vuelos, aunque luego nos enteramos de que los de siempre tenían una pequeña ayuda extra con los viajes de los sesenta. Eso, que sepamos. Pues con la pera conferencia pasa lo mismo. Hay más diferencias aparte de que ésta no llegue en avión.

El domingo, Juan María Moreno barrió todos los pronósticos y se coronó nuevo virrey de Andalucía. La victoria ha dejado en evidencia al PP y al PSOE de Castilla —León no entra en su ecuación— y al aire las costuras de esta comunidad, que ha negado identidades y derechos durante cuarenta años para tejer las redes del poder local que ahora se desvanecen a merced del hartazgo de los pobres y los partidos provincialistas. La pera es solo un ejemplo de la capacidad que tiene el poder para llegar hasta el absurdo cuando vive de espaldas a los que les pagan el sueldo, incluso los más humildes, como nosotros.