Diario de León

Creado:

Actualizado:

El papanatismo de algunos españoles en relación a América es sorprendente. Para empezar, no se dice Latinoamérica ¿o es que conocen a alguien por allí que hable latín? El palabro, inventado por Francia como una muestra más de su chauvinismo impenitente, es tan falso y doloso como las propias revueltas que ahora tratan de reinventar la historia de España en el continente para hacernos tragar con ruedas de molino.

Los complejos se curan viajando y la demostración de que España —y sus reyes— no masacraron a la población indígena de América es que hoy en día son utiizados por la satrapía para reivindicar su propia ineficacia, su corrupción, cuando no la violación de derechos humanos.

La última polémica no es más que una nueva pieza en el rompecabezas de miseria en que se ha convertido Hispanoamérica. Hay ideas, o ideologías, que llevan al genocidio y la igualdad ha demostrado ser una de ellas. No hay más que ver países como Venezuela, como Perú, Nicaragua, Argentina o Brasil para darse cuenta de en qué puede generar el latrocinio populista que se victimiza gracias al analfabetismo y el hambre de la mayoría.

Levantarse ante una espada —aunque fuera la del Gran Capitán— es una demostración de lo perdidos que están gran parte de los presidentes americanos. Deberían hacerlo ante la obra de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca que, como todos sabemos, fundó la idea de que todos los hombres por el hecho de serlo comparten los mismos derechos.

El problema es que no se puede hacer política con el complejo de inferioridad. El rey no es sólo el símbolo y el representante de España sino el heredero de una cultura, de una corriente de pensamiento según la cual los españoles no eran los dueños de las tierras que conquistaron porque estas ya tenían dueño. Está muy feo tratar de pervertir la historia para auparse sobre la indigencia intelectual. Así que, que se joda Simón Bolívar y su espada, que empuñó sólo porque le negaron ser marqués.

tracking