Diario de León

Sin viajeros

El baile del ahorcado | "Quien controla los términos, gana el debate"

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La estructura del Estado no es más que la manipulación de los sentimientos en función del interés de quien lo controla. No se engañen. El poder siempre respira de la misma manera. No tiene ideología ni pasado. Es un  continuum  que no varía el rumbo: es infinito, como el universo. El poder, ahora, se llama Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y los españoles somos un mero valor de uso, un útil al que ingerir como se hace en los mercados de valores a corto. Tienen que eliminar la capacidad de crítica y rebajar el precio hasta que los nacionalistas crean que el producto que están a punto de adquirir sale rentable. Apuesten a la baja y ganarán. Y en este zoco, a España le toca menguar.

En el debate electoral, Pablo Iglesias habló de la España yerma de vida a fuerza de perder servicios. Lo hizo para arrebatar al resto la gestión de la discusión. Quien controla los términos, gana el debate. Entonces, a Pablo Iglesias no le interesaba Cataluña. Ahora, es el 80% del país que se ha convertido en un escenario desolado lo que prefiere poner al margen.

El 2020 —esperemos no terminar igual que en el siglo anterior— amaneció con medidas contra la parte de la Península que está a punto de desaparecer. Mientras eliminan peajes para premiar al litoral que no deja de crecer, suben las tasas en la cuneta que los que van a la velocidad de crucero no ven. Ayer, Adif decidió dar un nuevo paso para obligar a los habitantes de las zonas rurales a mudarse a una capital que sin la provincia muere de inanición. Las estaciones se quedan vacías, como las localidades a las que presta servicio. En poco tiempo, los caserones que una vez se levantaron para alimentar de viajeros a los trenes serán derruidos por el polvo de la despoblación. No queda ya nadie que atienda la taquilla. ¿Qué fue antes? ¿la gallina o el huevo? La ruina obliga a los territorios al ensimismamiento, una prueba de que lo único que nos queda es la melancolía. Dentro de poco, nos gobernará la nostalgia, una nueva estructura del Estado. Seguiremos siendo, pero seremos otros.

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