Editorial | Un asfaltado a plazos lleno de incomodidad

Primero fueron las labores de asfaltado, luego las de pintado de la señalización horizontal y ahora la nivelación de las arquetas de desagüe. El resultado es que las tareas de mantenimiento de las calles de la ciudad se transforman en una continua carrera de obstáculos para los ciudadanos. Que el tráfico y la circulación de los viandantes se vea alterada por los necesarios remozados y mejoras en las vías entra dentro de la lógica, que estas incomodidades se sucedan en el tiempo porque el modelo o los contratos firmados con las empresas responsables hacen que las mejoras se vayan ejecutando por partes es una torpeza que va más allá de los problemas que se causan a los ciudadanos. Implica además hacer y rehacer las cosas varias veces, en lugar de aprobar y llevar a cabo una planificación ordenada en la que las tareas se aborden de una vez, se ejecuten en conjunto y resuelvan los problemas con solvencia y eficiencia. Dos cualidades que no cumple la planificación de asfaltado en la ciudad.