Editorial | Buena iniciativa para paliar los daños al turismo y vencer la desestacionalización

La Consejería de Cultura y Turismo y la Unión de Cajas Rurales acaban de firmar el convenio para la gestión de las subvenciones destinadas a financiar parte del gasto que los turistas realicen en Castilla y León. El bono turístico es una tarjeta prepago cofinanciada por la Junta que podrá ser utilizada por los beneficiarios en los establecimientos y actividades turísticas adheridas a la iniciativa. El objetivo es captar sobre todo al turista nacional creando productos atractivos que dinamicen la demanda y posicionen a la comunidad autónoma como un destino turístico preferente.

Se trata, en fin, de paliar siquiera parcialmente los graves daños causados por la pandemia a un sector clave de la economía, que además tiene especial incidencia en la provincia. Porque ahora más que nunca es necesario impulsar la reactivación y recuperación turística mediante ayudas económicas a las empresas para favorecer su liquidez. Para ello, la Junta invertirá más de quince millones de euros, dos de ellos a través de la financiación parcial de los gastos que realicen los turistas a partir de una iniciativa realmente novedosa, directa, práctica —en cualquier establecimiento o actividad adherida o para la contratación de paquetes turísticos— y probablemente también muy atractiva, que se desarrollará desde el próximo mes de septiembre hasta mayo de 2022. Sin embargo, el reto debería ir más allá de limitarse a paliar esos daños sin precedentes a escala global, sino también y sobre todo atacar decididamente una de las grandes debilidades del sector turístico y avanzar hacia esa necesaria desestacionalización.