Editorial | Desbloquear las propiedades del mundo rural creando un catastro del siglo XXI

El catastro es un herramienta fundamental para la gestión de las propiedades del mundo rural ya que buena parte de ellas no figuran en el registro de la propiedad, especialmente en zonas como el Bierzo o la montaña. Se trata de un medio de control muy antiguo, y que es la base para el cobro de los recibos de la llamada ‘contribución’ para todas las fincas que no son rurales. Pero el éxodo de los pueblos genera una distancia física importante entre los dueños y las fincas, por lo que urge la agilización de los medios digitales y las operaciones a distancia. Se trata de una reclamación vieja, que estaba pendiente de solventarse, para paliar daños que llegan incluso a los emprendedores del mundo rural, que tienen serios problemas para localizar a los propietarios de fincas que en ocasiones les resultan imprescindibles para validar sus inversiones. Incluso en las expropiaciones o las concentraciones parcelarias el déficit genera costes y retrasos. Por eso, es de alabar el paso dado ayer en el Senado, donde se aprobó una iniciativa para crear la Unidad del Catastro para el Territorio Rural. Entre los objetivos figura el impulsar la seguridad jurídica y el acceso a los datos de la tierra en los pueblos. La propuesta del Grupo Socialista no recibió ningún voto en contra y queda pendiente de que el Gobierno la haga realidad pronto y con unas herramientas suficientes para hacer real que se apuesta por esa España Vaciada.