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Editorial | Firmeza ante el anuncio de cierre de otra eólica

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El polígono industrial de Villadangos del Páramo pierde definitivamente su polo de fabricación de componentes eólicos después de que ayer se anunciara por parte de los sindicatos el cierre de la planta de Jupiter Bach. Se cumplen así los malos presagios que ya se anunciaron con la marcha de Vestas hace tres años y que se hicieron patentes cuando la multinacional que desembarcó en el polígono leonés de la mano de los daneses presentó un expediente de regulación de empleo que diezmaría su presencia en León. Son medio centenar los empleos que se pierden porque la empresa no ve «volumen de trabajo» suficiente para 2022 y aunque la Junta de Castilla y León, a través de la consejera de Empleo, Ana Carlota Amigo, ha anunciado que examinará la viabilidad del proyecto para valorar posibles ayudas de cara a su continuidad, lo cierto es que las expectativas no son buenas. Se avecina un periodo de movilizaciones y de negociaciones, como el que en su día se gestó con Vestas y como el que acaba de culminar con otra empresa del sector eólico, LM Windpower, que no cejó en su empeño de proceder a los despidos masivos. Con esta marcha se confirma la nula empatía con el territorio que demuestran las multinacionales de fabricación de componentes eólicos, una estrategia empresarial que obliga a desconfiar de sus intenciones y que hace que las administraciones sean especialmente cautelosas a la hora de actuar con todas las herramientas disponibles para evitar el cierre de otra industria más.

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