Editorial | Medidas necesarias y eficientes para fortalecer al débil sector del automóvil

Los concesionarios leoneses cerraron 2021 con una caída de las ventas de automóviles del 17% y las perspectivas para 2022 no son precisamente halagüeñas, sino más bien todo lo contrario. El sector calcula que el final de la moratoria parcial y la entrada en vigor de los nuevos impuestos por escala de emisiones contraerán aún más las ventas, entre el 10% y el 15%, lo que vendrá a suponer unos seiscientos vehículos menos sobre los 3.998 vendidos el año pasado en la provincia, muy por debajo de los 4.808 de 2020, ya en pleno efecto de la pandemia, y aún más de los 6.582 de 2019, cifra que debería servir de referencia.

Desde el 1 de enero, todos los vehículos que emitan más de 120 gramos de CO2 por kilómetro pasarán a pagar el impuesto de matriculación. La finalización de la moratoria aprobada por el Congreso de los Diputados en mayo anuló el endurecimiento del gravamen en vigor desde principios de año. En ese escenario, parece razonable la profunda preocupación de los vendedores por la debilidad de un mercado que se comportó peor que cuando la pandemia estaba en su máximo de restricciones. Y eso en un momento en el que la variante ómicron está generando una gran incertidumbre en los consumidores, que desconfían de una plena movilidad, algo que perjudica especialmente a las ventas de turismos. A ello se suma la crisis de los semiconductores, con retrasos en las entregas, y el encarecimiento del producto por el incremento del impuesto de matriculación. Así las cosas, parece razonable también la exigencia de que Gobierno aplique medias que impulsen las compras, una manera de revertir la antigüedad del parque, contribuyendo además a reducir las emisiones y a mejorar la seguridad vial. Y también a mantener el empleo de toda la cadena de valor del automóvil.