Editorial | Nadar y guardar la ropa en el Órbigo

Las presas del Órbigo parecen abocadas a convertirse en un manual de malas artes políticas. Algo así como un ‘Príncipe’ de Maquiavelo en versión de lecturas electorales. El proyecto se supone, según todos los informes técnicos, que es el único posible para paliar el déficit de agua que existe en la cuenca. Dispone incluso ya de una declaración de impacto ambiental favorable. Y el organismo promotor, la Confederación Hidrográfica del Duero —dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico— encarga el proyecto para construirlas. Eso es la cara A del asunto. De manera paralela, la propia CHD —incluso cambiando de responsables— insiste en asegurar que busca alternativas, una fórmula que otorga oxígeno a los municipios de la zona regidos por su mismo partido. Parece exigible que el dinero público se administre con responsabilidad. Son dos millones de euros los que se gastarán en hacer el diseño. Deberían decir antes si las van a hacer o no. Sinceridad y responsabilidad. Sin demagogia.