Editorial | Normas claras y compromiso ciudadano para que sean eficaces

El último cambio aplicado en Castilla y León en las normativas para intentar combatir la pandemia está generando mucha confusión. Tras muchos meses de constantes modificaciones legales, y con el grave error de no introducir un marco estable a nivel nacional —aunque se aplique por territorios según las necesidades—, se ahonda en un problema lamentablemente conocido pero sin solución. Seguimos sin un sistema normativo que se base en una coherencia surgida del estudio y la consulta técnica para evitar contradicciones. Ahora, en el caso de la hostelería todo son roces y malentendidos. Existen dudas y demasiado desconocimiento, lo que incluso anima a las denuncias y quejas cruzadas entre los implicados o entre ciudadanos que actúan de buena fe —se les presupone— pero pretenden leer en las normas lo que no dicen.

El conflicto actual hunde sus raíces en ese mismo déficit. Si existiese un marco estable podría ser difundido y explicado a los ciudadanos con una labor pedagógica que es imprescindible para dotar de eficacia a esas normas anticovid. El desapego de unas personas hastiadas con tanto cambio y tanta contradicción —aparente, alentada o producto de trampas— no ayuda para nada a conseguir que toda la sociedad apueste por lo que es fundamental, por animar y consolidar un cumplimiento mayoritario de ese marco que debe tener como única e inaplazable misión el salvar vidas y garantizar la salud de todos.