Editorial | Otra ‘patada a la mesa’ a cuenta de la vivienda

La Democracia tiene entre sus puntales fundamentales el diálogo. Por ello coloca, a nivel teórico, en su eje central el Parlamento. Pero en España poco a poco se ha desplazado el corazón de la política española hacia La Moncloa, desde donde se dirige todo, en un proceso que el actual Gobierno ha llevado a niveles extremos aunque el resto de ejecutivos anteriores ya se fueron abonando a esa tentación. Ahora se pone sobre la mesa una nueva regulación para la vivienda, producto de un pacto de Presupuestos del Estado entre el PSOE y una fuerza claramente escorada hacia el extremismo como es Unidas-Podemos. Y la respuesta, ante lo que sería una nueva ‘patada’ a las formas que deben ser habituales en Democracia, llega desde todo tipo de ámbitos. En el propio seno de las filas socialistas las voces contrarias a las medidas y a sus formas han sido claras. Gobiernos autonómicos del PSOE en Aragón, Castilla-La Mancha o Extremadura no ocultan su incomodidad ante la situación creada.

En España existe un problema con la vivienda, como en muchas ciudades europeas. Y probablemente se pueden hacer mejor las cosas. Ahora, falla en primer lugar la posibilidad de legislar tras escuchar a expertos y negociar con los otros partidos. La apuesta por fórmulas tan cuestionadas probablemente puede desembocar en decisiones judiciales contrarias o en pronunciamientos europeos antiintervencionistas.

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