Diario de León

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Editorial | El sectarismo infame de Podemos le permite incluso admitir la violencia

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Los graves disturbios callejeros de las últimas jornadas en diferentes ciudades de España se merecen la condena unánime de todos los demócratas. El hecho en sí de apostar por la violencia no admite ningún tipo de complicidad o de respaldo. Nada justifica las algaradas callejeras que además generan daños a personas inocentes. Pero si encima se organizan para intentar presionar a uno de los pilares más importantes del sistema de libertades, como es la Justicia, la acción es todavía más infame.

En demasiadas ocasiones los partidos políticos juegan a las medias verdades, a ponerse de perfil para no condenar cosas que no son admisibles en un Estado Democrático y de Derecho como el que disfrutamos en España. Pero la postura de Unidas Podemos, mostrada reiteradamente en otros episodios similares, se hace ahora inadmisible. El partido de ultraizquierda está asentado en el Gobierno de la Nación. Eso le obliga a tener unas responsabilidades ante todos los ciudadanos. Y es de exigir un respeto a las libertades de todos y al propio Estado de Derecho como punto central de las garantías democráticas. El caso Hásel es un buen ejemplo de ese doble rasero. Y lamentablemente anima a algunos a abrir en falso y de manera inoportuna el debate sobre la libertad de expresión. Insultar a las víctimas del terrorismo es agredir a toda la sociedad española. Pocos países occidentales han tenido que sufrir durante tantos años la lacra, primero por parte de ETA y después de los islamistas, con miles de víctimas mortales y un número incalculable de perjudicados.

El rapero ha sido juzgado con todas las garantías y de sus condenas tiene que responder en la prisión. Él sí ha tenido un trato que no se permitió a todas esas víctimas de la violencia gratuita. La misma que ha vuelto estos días a las calles. Y lo que es más lamentable, con el aliento de un partido que forma parte del Gobierno. El presidente Pedro Sánchez debe replantearse si no ha llegado la hora de exigir a Pablo Iglesias un mínimo respeto a la sociedad que pilotan. El totalitarismo fascistoide se ha hecho un hueco en La Moncloa y esa situación tiene que solventarse sin demoras.

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