Diario de León

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En Senegal, una chispa en el tendido eléctrico ha provocado que doce bebés prematuros pereciesen quemados en sus incubadoras. Solo sobrevivieron tres. ¿Puede alguien leerlo sin sentir compasión? Pero el peor infierno es el hombre. En Texas, un joven de 18 ha asesinado a 19 niños y a sus dos profesoras, tras haber disparado en la cabeza a su propia abuela. Aquí sufrimos con monstruosa frecuencia crímenes de odio machista, donde padres matan a sus hijos para causar el mayor dolor a las madres. ¿Qué le está pasando a la condición humana? Canta Mary Gauthier en Mercy Now: «Amo a mi iglesia y a mi país, podrían estar necesitando ahora un poco de compasión/ Todo ser vivo podría estar necesitando ahora un poco de compasión». Abandonada de niña en un hospicio, huyó de adolescente de su familia de acogida, se adentró en el alcoholismo, lucho por su identidad sexual, deambuló por callejones oscuros… pero con el tiempo compuso canciones luminosas. Mercy Now le irrumpió en 2005. «Sé que no la merecemos, pero necesitamos compasión/ Cada uno de nosotros puede estar necesitándola ahora». Hay quienes logran convertir en oro su rabia y en plata sus heridas. Le preguntaba Biden a su nación: «Por el amor de Dios, ¿cuándo vamos a poner freno al lobby de las armas?». Alguien con 18 años pudo comprar dos fusiles de asalto y un chaleco antibalas. Posiblemente, ni siquiera fuese el mayor sufridor de su calle. A veces, los monstruos existen. Escuchen en Youtube esa bella canción llamada Mercy Now, también con grandes versiones por Mike Farris y Katyy Mathea. «Cada uno de nosotros podría mostrar un poco de compasión ahora…». Cantarlo es más fácil que hacerlo.

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, García-Gallardo (Vox) le espetó a una procuradora socialista con una minusvalía que la iba a responder «como si fuese una persona como todas las demás». Son palabras tan crueles que resultan irreales.

«Todo ser vivo podía necesitar un poco de compasión ahora/ solo la mano de la gracia puede poner freno a la carrera hacia el hongo atómico», canta Gauthier, quien convirtió en bellas canciones su camino. Quizá con algo de compasión no sea ya suficiente. Necesitamos un milagro. ¿Lo habrá?

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