Diario de León

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Me han pedido que diga unas palabras previas en el recital de Margarita Merino. Nunca he escrito un verso, pero sé que amistad rima con felicidad. A mí me sirve, y aún las rimo. Esta leonesa nuestra vive en Estados Unidos desde hace décadas. En casa, contamos los días para reencontrarnos con ella y con Stevie. Tennessee queda muy lejos, desde aquí. Ya no estoy en la edad de enmascarar mis afectos, y no lo haré. Por ello, como afectuoso presentador me siento autorizado a invitarlos al recital y voy a hacerlo: venga usted, también ese señor y aquella señora… los felices y quienes necesiten consuelo… acudan las mil y una noches… no falten el yin ni el yang… Recitará poemas suyos, en un acto que prepara para el 31 de marzo la concejalía de Acción y Promoción Cultural, del Ayuntamiento de León, con sus bibliotecas municipales. A las 19 horas, una hora menos en Canarias y dos más en Shangri- La. Tendrá lugar en el salón de actos, de Alfonso V. Acudan puntuales hadas y elfos, los leones del puente de San Marcos y la negrilla de Amancio… He escrito muchas columnas sobre mi amiga, aunque solo la he entrevistado una vez… y fue en 1987. Al terminar, me regaló un precioso cuento de su hermano José María. A falta del autor, ella me puso una dedicatoria bajo la que pintó una manifestación de artrópodos con pancarta en la que se leía: «Eduardo, te queremos. ¡¡Viva!!». ¿Cabe mejor comienzo a una amistad que será siempre?

Ricardo Gullón la calificó de «escritora extraordinaria, sin ecos». También este juglar de columnas lo cree. Y sí, sigo rimando amistad con felicidad. En Margarita, su verso es conducta. De esto les hablaré en mi presentación, y de todo aquello que una vez allí las musas tengan a bien inspirarme. Ya se lo volveré a recordar a ustedes, que a todos empieza a fallarnos la memoria.

No falten tampoco al recital los artrópodos del Reino si se comprometen a no zumbar una vez comenzado el acto. Y a no picarle a nadie, claro. «Tal vez sea poeta cuando pasen los años», escribía ella en 1986, en el prólogo de su Viaje al Interior. Lo era, lo es y lo será. Las decepciones nunca le han arrebatado bondad ni humor, ni a ella ni a su obra. Necesitamos su luz ante tanta oscuridad que repta.

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