Diario de León

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Permítanme escribirles hoy sobre un entrañable acto en cuya organización he participado. El sábado fueron proyectadas en la Casa de Cultura de Laguna de Negrillos tres películas que a principios de los años cincuenta y de los sesenta rodó allí mi suegro, el doctor Juan Manuel Roa Rico (1916-s2000). Centradas en su singular Corpus, la convocatoria tuvo tanto éxito que fueron necesarios dos pases. A última hora se me propuso que dijese unas palabras, tras la bienvenida del alcalde, Isidro García del Ganso, y antes de que Juan Manuel Roa Luzuriaga hiciera la presentación. Las dije. Su hijo es el idóneo cuidador del archivo cinematográfico paterno, integrado por películas rodadas con gran destreza técnica y sin grandes medios. Acompañó y ayudó a su padre a filmar la tercera, vivencia inolvidable. El toque Roa lo llevan sus películas, pero también la familia. Tan solo queríamos propiciar un reencuentro visual con el pasado, y disfrutamos escuchando los murmullos: «ese es…», «el del fondo parece…». A los críos les costaba reconocer sus calles, entonces sin asfaltar. Qué tiempos duros aquellos, pero en los pueblos siempre había y hay razones para celebrar, incluso en la necesidad. Hoy dicen igual que ayer: padre, madre, hijos, casa, pan…y Corpus.

En mi intervención confesé que una de las pocas cartas de protesta al director que he recibido fue en mis inicios profesionales, por el enfoque algo socarrón a un reportaje sobre el Corpus lagunés. No tuve mal propósito, solo bisoñez. Un sacerdote escribió al periódico: «Aguirre, con el anticlericalismo que le caracteriza». ¿A mí?, exclamé entonces. Travieso, algo. Anticlerical ni lo he sido ni lo soy. «Desde aquel error mío de enfoque le tengo cariño a Laguna» les admití. Al final, una señora me dijo con sabiduría: «Tu artículo de juventud te hizo sentir en deuda y gracias a él hemos visto estas películas». Gracias a él y a los doctores Roa.

Gracias, laguneses por tan cálida acogida. Gracias, alcalde. Gracias, Florencio Carrera. El pueblo ya no es en gran medida el que filmó mi suegro. Su aspecto externo ha cambiado a mucho mejor, pero el vocabulario del corazón humano no cambia. El sábado tuvimos una preciosa tarde… y Corpus en septiembre.

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