Diario de León

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Me llama un amigo y me suelta con retranca: «¿Te apuestas unas cañas a que en tu columna de mañana citarás a Cervantes o a don Quijote?». Le pregunté con fingida ingenuidad: «¿Lo dices porque últimamente la proporción es en cinco de cada cuatro?». Y subí la apuesta: «Mejor, un jamón serrano». Tras colgar, anuncié triunfalista: «Familia, en esta casa se va a desayunar como en el Parador». Me hicieron la ola. Y me fui a comprar una hogaza. ¡Le van a vaticinar a uno de lo que va a escribir! Pero ahora, ya ante la pantalla, de lo que me apetece escribirles es sobre un libro que acabo de leer: «Estado social que refleja El Quijote», del leonés Julio Puyol y Alonso (1865-1937), discurso premiado en 1905 por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Un bocatto di cardenale recuperado por el ILC, en sus Breviarios de la Calle del Pez. Incluye un texto de su bisnieta y nota introductoria de Juan Pedro Aparicio. Le conocía ya al autor un trabajo en el que desmontaba el falso y célebre retrato de Cervantes, pero no asocié que un Puyol pudiera ser paisano nuestro, y con raíces familiares en Villibañe. Hizo brillante carrera en Madrid como jurista, historiador y académico, fue autoridad en reformas sociales, valorado por Gumersindo Azcárate y por Largo Caballero. Publicó estudios sobre nuestro viejo Reino, y en su piso de Madrid siempre tuvo un frasco con tierra leonesa. En dicha obra nos ubica en la España que río con el Quijote, a principios del XVII. Una delicatessen.

El libro tiene una emotiva dedicatoria del autor: ‘A mi amigo del alma, Álvaro López Núñez’. Y a este otro gran leonés el alma fue lo único que no pudieron arrebatarle, en el septiembre madrileño de 1936. «Desaguadero de todas las clases sociales» llama Puyol a las guerras, aunque en 1905 nada le hacía prever las muchas Troyas luego arrasadas a lo largo del siglo, aquí y allá. Pero pasemos hoy de puntillas por aquel valle de lágrimas, ciñámonos a celebrar este pequeño gran libro.

Me ha costado un jamón, pero les recomiendo Estado social que refleja El Quijote. Además, prefiero la cecina y uno ya está en la edad de desayunar cereales, que regulan el intestino. Como decía mi madre: «Te está bien empleado, por apostar».

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