Diario de León

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Ayer me quitaron una catarata. Intervención menor, pero que conllevará mantener reposo visual cierto tiempo. Y, por tanto, de escritura. Como soy de disciplina prusiana, he dejado columnas escritas, esta entre ellas, para darle tiempo a mis ojos a descansar y a mi mirada a recargarse. Las he escrito sin forzar, que con la creación no cabe el destajo. Y es que no sabría escribir dictando, pues me tengo que sacar los párrafos con sacacorchos. Mi mirada como columnista apenas ha cambiado con los años, más allá de algunos aprendizajes, alegría por aquí, desengaño por allá; pero estos ojos ya no son los mismos. No, no podría dictarle a nadie la columna. En prosa soy afable, pero en carne y hueso tengo mi aquel. Por ello, he dejado adelantado trabajo. ¿Afectará a mi estilo la mejora visual? Nada que objetar si paso a escribir a lo Truman Capote, pero me preocuparía que entre los efectos secundarios estuviese que la columna pareciese letra de un reguetón. En esto de opinar llevo ya mucha mili escrita. El año pasado, en el recibidor de la facultad de Letras, me abordó una becaria y me dijo:» te leía ya de cría». Me halagó, pero también me produjo la desazón del paso del tiempo. Como la estatua de Guzmán el Bueno, siempre estoy aquí. He mirado ya mucho. En horizontal, podría empapelar Marte con las columnas que he escrito; en vertical, llegar hasta Venus y volver por Gamínedes que se tarda más. Ufff. Lógico que mis ojos lloren sin tristezas, cansados de casi todo, salvo de usted.

¿Si no lo veo no lo creo? Gran tontería, nunca he visto a Cupido y aún al sentarme me duele su único flechazo. ¿Cría cuervos y te sacarán los ojos? No, críalos y tendrás más. ¿Ojo por ojo y diente por diente? Agotadora actividad, mucho mejor perdonar.

Este juglar de columnas llevaba tiempo con los ojos llorosos, aunque estuviese sonriente. Llegados a cierta edad, tenemos goteras; algunos, además gotas. ¿Ojos que no ven, corazón que no siente? Discrepo, nadie ha cantado mejor que el ciego Ray Charles la bella balada I can’t stop loving you. Pero pronto, lector, nos volveremos no solo a ver sino a mirar, en este territorio común de la columna. De momento, les he dejado escritas un par de ellas, para que no me olviden.

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