Diario de León

Creado:

Actualizado:

Hay libros que no permanecen quietos en nuestra biblioteca, volvemos a ellos; también salen de la misma, prestados o regalados, y en la mía uno de ellos es Dios y el mundo. Creer en nuestra época (Galaxia Guttenberg-Círculo de Lectores), la larga conversación que Josep Ratzinger mantuvo con el periodista alemán Peter Seewald; en la primera entrega cuando este aún era agnóstico y aquel cardenal, la segunda ya creyente y él papa. Llegó a mi vida cuando lo necesitaba y cumplió su labor, luego se lo regalé a una periodista que necesitaba alivió para una herida. Volví a adquirirlo, pero, en efecto, algunos libros son como peregrinos: recuperan fuerzas y siguen su camino. De nuevo, lo obsequié, esta vez a una mujer mayor cuyo corazón no necesitaba alivio, pero la fragilidad del mismo la obligaba a mantener reposo y las páginas de Dios y el mundo me parecieron las adecuadas para ella, lo más parecido a un ángel de carne y hueso que he conocido. Cuando falleció, el libro y mi dedicatoria volvieron a mí. Ahora, al conocer la muerte de Ratzinger volví a sacar el libro de la estantería, tras años sin hacerlo. Lo abrí al azar, su luz permanece intacta. Benedicto XVI ha sido uno de los grandes teóricos del catolicismo. Su misión teológica fue precisamente utilizar el don de su inteligencia para hablarnos del misterio del alma humana. No convertía su discurrir en fríos pensamientos teóricos, sino en hondura, que nos acercaba al Amor. La lectura de sus libros exige concentración, pero obtienes recompensa. Qué cadena de papas extraordinarios estamos conociendo.

Todas las noches, antes de apagar la luz, cojo a mi mujer la mano y digo: «Beso su anillo, excelentísima señora obispa». No creo que a Ratzinger, ahora y antes, le pareciese gag irrespetuoso. El amor conyugal también se expresa mediante el humor. Benedicto XVI, tan serio en lo suyo, aparece en muchas fotos muy sonriente. ¿No es misterioso el corazón humano?

Abro al azar y leo en la página 228: «Los humildes comprenden con más facilidad lo grande». Es grato que los libros buenos peregrinen a otras manos distintas de las de sus primeros propietarios, que alivien a más corazones. ¿Alguien necesita un poco de luz de papel sobre una vieja herida?

tracking