Diario de León

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Octubre es el mes grande en mi casa. Cumplimos años mi mujer y este juglar de columnas, ella nació el día de san Eduardo. «¿Me querrías igual si me hubiese llamado Nabuconodosor?», la pregunto cada vez.

Lo suyo fue puntería, pero para conocerse hay que nacer. Ya he expresado aquí mi convicción de que en el futuro podremos elegir cuándo nacer y en qué familia.

«Ni hablar -saltará Bolsonaro-, entonces todos querrán ser mis hijos». Hombre, alguno y alguna habrá que prefiera algo más normal. En ese futuro, se asomará san Pedro a la sala de espera y anunciará: «Tortolitos en León, parecen majos, ¿alguien se apunta?».

Muchos levantarán la mano, pero también habrá un lector precoz que diga: «No, que según Calderón el mayor delito del hombre es haber nacido».

La verdad es que aquí abajo no todos los días son festivos. Dicho, esto, uno volvería a nacer en la misma familia pero con versión mejorada de mí: sabiendo hacer raíces cuadradas.

Así sí, así marchando un parto. Marta me ha comprado el nuevo libro de Woody Allen, pero me lo tiene escondido hasta el día de la entrega oficial. Cuando no está, fisgoneo por los cajones a ver si detecto el bulto. También con los regalos hay que acertar, y con este ha acertado seguro. ¿Para qué quiero un curso de lanzamiento de cuchillos? Hace años, un amigo me regaló en mi cumpleaños los aforismos de Cioran: del inconveniente de haber nacido. Era leerlo y acordarte del big bang. Solo un pesimista nato escribe: «No corremos hacia la muerte, huimos de la catástrofe del nacimiento». Allen también es nihilista, pero en jocoso.

El líder checheno Kadyrov ha pedido a Putin que ataque con armas nucleares a Ucrania, «aunque sean de baja intensidad».

En el mundo hay monstruos sueltos y su narcisismo enfermizo es más peligroso que nunca. A la vez, queda aún tanto amor y prodigio en el corazón humano. Naced, niños y niñas. También hay días buenos, aunque no sean festivos.

Ah, he decidido regalarme el último libro de Rojas Marcos, Optimismo y salud. Le he escuchado decir por la radio: «Optimista naces y te haces».

Una vez lo haya leído se lo pasaré al amigo que me regaló el de Cioran. En cambio, Kadyrov que se lo compre él.

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