Diario de León

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Otro año más, uno mismo es el último en la Tierra a quien invitaría para animar una fiesta de Nochevieja. Soy un mal ejemplo de alegría noctámbula. Un soso, en lo relativo a sociabilidad nocturna. No es que sea huraño o raspa, es que la mente se me va a mis cosas, y de ahí enseguida a decirme: ¡¡ya has pensado mucho por hoy, ahora a la piltra!». En fin, llegó a duras penas a las uvas. Tras ellas, daré un beso a mi mujer y otro a mi hijo. Les desearé feliz año, porque puedo ser soso pero agradezco la felicidad que me proporcionan. Según la experiencia acumulada, lo mío tal noche es acabar como los del fuerte Álamo, vencido… pero mucho antes. Y soy buen adivino de lo mío. Sin embargo, este año voy a hacer un esfuerzo y voy a atrincherarme en el sofá, dispuesto a resistir qué menos que hasta la una de la madrugada. «La hora en la que Paquirrín abre el ojo», se me dirá. Ya, y cuando los biorritmos del conde Drácula están en su punto álgido. A uno le parieron así, de alegría tempranera. ¿Nochevieja? Me gusta la cena, pero me aburren los juegos de mesa, me horroriza la conga de Jalisco, me da miedo jugar al lanzamiento de cuchillos con el cuñado y soy malo con las adivinanzas. Mi mujer protesta, y comprende por qué nunca me invitaría a mí mismo a una fiesta de Nochevieja. En cambio, a las seis de la mañana puedo ser muy locuaz, o lo sería si tuviese con quién. «¿Y con esa marcha qué vio en usted su mujer, siempre la mar de sonriente?», me preguntará la lectora ingeniosilla. Touché, hice antes un cursillo de interpretación. «Me timaste», me repite ella con su mejor sonrisa. Vale, pero fue por una buena causa. Y todo lo demás era, es y seguirá siendo verdad.

La verdad es que 2022 es bonito como número, en un décimo de lotería lo compras. Que luego no te toque ni la pedrea es ya otro cantar. Ah, la vida. ¿Puede creer alguien que estamos aquí porque el azar se dejó la puerta abierta y hubo un big bang? Todo ocurrió para que el amor fuese. Lo demás se coló de rondón.

 Esta Nochevieja resistiré mas tiempo despierto por los seres queridos que están sufriendo. Brindaré por ellos y expresaré mis mejores deseos, como si fuesen oraciones. Y brindaré también por usted, lector. Y esto tampoco es timo.

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