Diario de León

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No sé cómo se dirá en inglés estadounidense: «¡¡Toma Jeroma, pastilla de goma!!». Si lo sabe usted, exclámelo por mí. El presidente de los Estados Unidos ha vuelto a liarla al recomendar inyecciones de lejía para desinfectarse de coronavirus. Trump se ha visto obligado a recular, ante la estupefacción de la comunidad científica, el vahído de la Estatua de la Libertad y el centenar de intoxicaciones. Alega ahora que fue un «sarcasmo». Y menos mal que no propuso matar a tiros al bicho. Su penúltimo exabrupto me ha servido para recordar una anécdota de mi adolescencia, cuando irrumpió en clase la madre de un chaval y empezó a zarandearlo: «¡¡Desgraciado!!, ¿Te has bebido el petróleo de la abuela?». Él lo negaba, pero con la boca chica, como el lobo niega haberse zampado a la yaya. Al parecer, la señora lo utilizaba para su aseo personal y lo tenía en una botella de CocaCola. Al verla vacía, se pusieron en lo peor. Nos quedamos todos estupefactos, incluido el profesor. Al compañero pasamos a llamarle El Polycommander, petrolero noruego que había embarrancado en la ría de Vigo. Nunca conseguimos que nos lo aclarase, si bien es cierto que durante un tiempo eructaba como si llevase una naviera dentro. Me encontré años después con él y me contó que el inflamable líquido sino lo utilizó para ver si podía construir un explosivo, con el que dar realismo a sus batallas caseras con soldados. ¡Cómo para confesarlo! Todavía seguía en la trena. Me pregunto si el pelo oxigenado de Trump es debido a una pifia adolescente, con efectos secundarios.

Otra semana de confinamiento y mi postura es la misma: respaldo a las instituciones y a sus responsables. Celebro aciertos y disculpo casi todos los errores. Solo sé que no sé nada. Entre otros, creo en el rigor de la ministra leonesa Margarita Robles y el de la consejera Verónica Casado. Ellas no me pedirían inyectarme «Conejo», aunque esté de oferta. A cierta edad ya… supersticiones con la salud… las justas.

No lo votes y no tendrás que maldecir haberlo hecho. Pero la sociología es compleja y puede que Trump vuelva a ganar. Churchill las perdió pese a haber ganado la guerra. Gran bebedor sir Winston. Nunca echaba lejía al whisky, ni siquiera por sarcasmo.

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